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viernes, 24 de febrero de 2023

Atisbos poéticos a la obra de Catalina Miranda

https://www.facebook.com/catalina.miranda.9678


Catalina Miranda (México, D.F., 1962) es una escritora, editora y poeta mexicana, creadora de la Editorial Ariadna S.A. de C.V. y de los Premios Ariadna de Poesía y Cuento que se celebran anualmente desde 2018. Poemas deshabitados, Variaciones para un solo deseo y Desprendimientos son sus primeros tres poemarios que publicó la Editorial Fugaz, en 1998, y que fueron reeditados por la Editorial Ariadna en 2020 y 2021. Una lectura atenta de ellos descubre una voz femenina sensible y diferente a las ya establecidas. Me sorprende. Algunos de sus poemas me recuerdan cierto tipo de poesía japonesa. Incluso rayan en el haikú:

TORTUGA
Marítima mudanza
de arena y polvo

Pero es su poesía íntima lo que me cautiva. En la “Presentación” de sus libros, la autora nos cuenta que, en el momento de escribir estos poemas, sus padres habían fallecido recientemente, sus hermanos mayores vivían lejos y ella residía sola en la Ciudad de México siendo aún una estudiante universitaria. La poeta se lamenta por su condición, aunque esa emocionalidad no se refleja en el conjunto de su obra. En Poemas deshabitados, la poeta se nota contenida. La joven autora prefiere no sentir. Intelectualiza, en sus versos, su propia condición humana. Por ejemplo, en el poema “Tristeza”:

Miras otra vez
cómo se desliza
cómo traspasa
para llegar
y extenderse
Siéntela descífrala
para que ya no
te inoportune
para que ya no
trasmine su textura
en tus poros

“Descifrar” es igual a “intelectualizar”. La poeta se habla a sí misma en el poema porque ha preferido desdoblarse: que sienta la otra, no ella misma. Por eso mismo, no es sino hasta que establece un “Monólogo” con su interior que atestiguamos, por fin, sus sentimientos:

Del muro soy una
descarapeladura
[…]
soy la herida en la pared
herida surgí
sin intención alguna

La poeta no es la pared que construyeron sus padres: es sólo una grieta presente en el muro familiar. No es el tabique (material) lo que le da forma a la autora sino la oquedad (no material) lo que permite su existencia. La poeta se siente sola y, al mismo, tiempo vacía. Hay un poemínimo, incluso, que resulta alegoría:

Círculos
serpentinas verdes
no aceptan el vacío en su interior

Tampoco ella lo acepta. Al igual que las tiras de papel coloridas, la autora se vuelca en torno a su vacío. Sabe que existe, pero no se atreve a sentirlo. Por eso mismo, termina por despersonalizarse, por sentirse enajenada, por evitar el contacto con los otros. Así lo atestigua en “Exhorto”:

No entiendo los ojos
ni las bocas
ni las manos cuando me tocan

Por eso usa “entender” y no “sentir”. La poeta contempla el mundo detrás de una barrera transparente que la pone a salvo del mundo exterior (y de los otros) pero que lo deja visible para ella. Así se evidencia en “Los visitantes”:

Mientras miraba el cristal
los descubrí
salían uno tras otro de sí mismos
compitiendo con la lluvia
un día
cuando vuelva a encontrarlos
romperé el cristal y me uniré a ellos

No es sino hasta que llega “Tiempo”, justo al final del poemario, cuando la poeta reconoce, por fin, que se siente vacía, despersonalizada y confundida:

Dime dónde
¿soy ésta?
voy entre las plumas
de lo inmenso
confundida busco
atrás de lo pensable
la nada me habita
me rodea
soy simulacro de lo imposible

En Variaciones para un solo deseo, la poeta sigue atestiguando la soledad, el vacío y la despersonalización que la rodea. Utiliza la flora y la fauna como símiles de su propia condición personal.

Tortuga hueca
serpiente equivocada
en tus escamas
sirena vieja
oculta te transportas
como crisálida en campo
nebuloso
en pordioseras aguas
en turbios rostros
olfateas
una escuálida palabra
una magra oración
sin esqueleto
heraldo para tu mano
que busca en esta página
significado

[...]

Rostro raíz
tus cabellos de pétalo
te sostienen
pez árbol
medusa flor
flama de sol en el agua
rozan tus escamas
el coral policromo
mientras tus pensamientos
reproducen burbujas
que no entiendes
vuelas nadas
te abres te fecundas
quimera hoja bajo la ola
de la noche

El acercamiento a la naturaleza le hace descubrir a la poeta el Tao, el orden natural de la existencia. La poeta, entonces, proclama creer en dios y en la muerte “porque entre ellos yo/ el lazo imperfecto/ el lazo necesario que cierra/ el círculo de la totalidad”. Y, desde esa posición ontológica, se resignifica: ya no hay vacío, ni enajenación, ni soledad. La poeta encuentra su pareja y, en la segunda parte del libro, habla de ella (y de los encuentros amorosos que establece con ella).

La convocatoria del Premio Ariadna de Poesía 2021, en su punto 7, establecía que aquellos interesados en participar debían elegir uno o varios poemas de este libro y escribir una reseña. Yo la hice sin saber que, para la convocatoria 2022, los requisitos cambiarían. Sin embargo, no quise dejar pasar la oportunidad para compartir con ustedes mi gusto y asombro por una poeta mexicana que en su poesía expresa la condición femenina y su erotismo:

Voy entre tus piernas
como el insecto
trovador de ramas
me detengo
succionando savia
me inflo
me elevo
regreso impulsada
sobre tus manos que labran
mis alas

La convocatoria del Premio Ariadna de Poesía 2022 se encuentra abierta y cierra el 28 febrero de 2023. Para más detalles consúltese: https://editorialariadna.com/premio-ariadna-de-poesia-2022/


Saludos.


Publicado también en Viceversa noticias.

viernes, 1 de julio de 2022

3 poemas femeninos de Efraín Bartolomé


"La niña"

La niña chupó la punta de su dedo meñique:
un brillo de diamante se produjo en la uña.
Se colocó de espaldas al gran sol del poniente.
Alzó su mano izquierda:
extendió el dedo humedecido.
Un rayo de aquel sol atravesó la uña:
el arco iris nació.
La niña fue hasta él.
De sus huellas sobre la hierba
brotaban campánulas azules y moradas.
Subió con ágil paso.
Las aves y el viento guardaron silencio.
La niña se fue haciendo un punto cada vez más brillante
mientras ganaba altura.
De pronto
el arco iris desapareció:
los pájaros celebran con asombro nocturno.
En el cielo
deslumbra
la Luna creciente.



"La otra rosa"

La rosa de cristal
La rosa pétrea
La rosa coloidal
La que crece en la entraña azorada de la mina
La que estalla en la cresta de la peña
La nacarada rosa del molusco que sueña
La rosa bajo el pubis imberbe de la niña que ha llegado al umbral
La crespa rosa negra sobre el pubis de la Hembra total
La rosa
que es la Diosa
sobre la colcha
roja
Y las rosas espléndidas que el violador desgarra con dientes de caimán
Y la rosa violenta de Satán

La rosa de Machado: su corazón que hace nacer la luz como de un manantial
La rosa favorita de Darío que es la rosa sexual
Y la rosa labial
Y la rosa vital
que es la rosa mortal
Y la rosa en el cuerpo del leproso grabada

Y la rosa de sangre sobre la sien de la muchacha asesinada
Y el corazón de Otelo:
la rosa envenenada.



"La vienta"

No es el viento
: es la Vienta
: la yegua enloquecida
: la Vienta loca

La yegua de la noche
La que se apareció en la encrucijada
y se dejó montar

La que me trajo aquí
: hasta el uñal de gato
y me dejó sonriente y trasijado
y me puso a cantar en el atascadero sin pudor ni recato
: igual que los becerros amarrados al tosco bramadero
: igual que los borrachos en la noche desierta

Y aquí recuerdo el galopar violento
: mis muslos presionaban contra la firme carne de seda

Y se lo digo al viento
: yo volvería a entrar por esa puerta.



Efraín Bartolomé, poeta mexicano nacido en Ocosingo, Chiapas, en 1950, es autor de más de una veintena de libros. Estudió Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México y, desde 1975, ejerce la psicoterapia en la práctica privada.


Saludos.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Adiós a Ángel Ortuño u.u

 
Homenaje de David Huerta a Ángel Ortuño en la #FILEM2021

La muerte de Ángel Ortuño cayó como una broma pesada la tarde-noche del viernes 24 de septiembre. Un día antes, el poeta radicado en Tlajomulco de Zuñiga (Jalisco) había avisado, vía Facebook, que se sentía mal... que estaba enfermo. Y aún así, algunas horas después, se dio el lujo de ironizar sobre la muerte (que ya esperaba por él). Yo me enteré de su deceso en este post del editor Fernando Angel Lara:


Y, literalmente, no lo podía creer.

Un día antes, habíamos discutido sobre el carácter imaginario de Jesús de Nazaret en un meme que había compartido vía FaceBook: yo le había dicho que no desinformara a sus lectores, y que leyera la entrada de "Jesús histórico" alojada en Wikipedia. Y él, apóstata hasta sus últimos días, me respondió con ese humor sarcástico que le caracterizaba:
"Amigo imaginario" me había dicho ya, en otra ocasión, obviamente de manera indirecta (y airada), cuando le preguntó de repente a sus lectores:
Y es verdad. Ángel y yo nunca fuimos amigos. Es más, nunca nos conocimos en persona. Pero, leyéndolo, aprendí tanto de él, que quise ser su amigo. Tan fervientemente quise convertirme en su amigo que, incluso, le mandé una solicitud en FaceBook. u.u

Duele. Duele que ya no estés con nosotros. Por ti, conocí a otrxs poetas: a Iveth Luna Flores, a Ramiro Lomelí, a Ánuar Zúñiga Naime, a Iván Rojo, a Jesús Alonso Ovejero y tantos otros que compartías desinteresadamente en FaceBook.

Por ti, confirmé que la poesía no tiene que ver del todo con el género lírico: que hay poesía visual, que hay poesía política. Y, por ti, escribí lo que escribí en Pain on the Haze: poemas que no sirven para alagar, ni para complacer, ni para seducir sino para shockear y confrontar al lector. u.u


Te quise mucho y aprendí mucho de ti. Es una lástima que te nos hayas ido. u.u


Saludos.

lunes, 12 de abril de 2021

Poemas político-electorales (2021)



Rimas a mano alzada.

Y YO AQUÍ, ESCRIBIENDO POEMITAS

Un vato loco, Carlos Mayorga,
candidato a diputado federal
en un distrito de Chihuahua,
inició su campaña electoral
dentro de un féretro,
rodeado de peritos, dolientes,
la carroza fúnebre a un lado,
cerrados sus ojos;
entonces los abrió, se hizo la luz,
hubo exclamaciones de campaña
y habló:
"Ciudad Juárez va a resucitar";
un espíritu recorre México,
es el espíritu del Niño Fidencio.

Ramiro Lomelí


EL SISTEMA

Los funcionarios, no funcionan.
Los políticos hablan, pero no dicen.
Los votantes votan, pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.
Los jueces, condenan a las victimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policias no combaten los crimenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente, está al servicio de las cosas.

 

MANGANITAS

“No habrá gasolinazo, afirma López Obrador”
Eso lleva a pensar ya
-lo digo sin pesimismo
pero con mucho realismo-
que gasolinazo habrá.


Un presidente obcecado
de proletaria manía,
es peor que un chivo asustado
en una cristalería.


En mi bolsillo
un poemario de Iribarren,
frente a mi ventana
un cartel partidista.
Sólo yo sé
que llevo conmigo primaveras
pese a la basura de la acera.


Para los que creen que la política y la literatura no se llevan. ;)


Saludos.

Un poema de "Acapulco" de Cecilia Juárez

 


menarquia da de comer manzanas envenenadas a las niñas / si la ves / cámbiate de banqueta y grita auxilio / menarquia / sola en el campo / alcanzó a oler a espíritu adolescente / cruzó los campos de maíz de cempasúchil / tomó carretera / se disfruta manejar de noche en la autopista / así el calor se evade y con un buen soundtrack el camino se hace corto / atraviesa ixtapan / la menarquia tiene citas repentinas y está acostumbrada / tiene una maleta de mano que lleva en el auto / menarquia / es cosa de todos los días / va por la caseta / elude a una manada de vacas negras / cruza por los campos / iguala puente de ixtla tierra colorada chilpo / aquí matan / le dice un vendedor / menarquia baja el vidrio para aceptar un refresco frío en un semáforo / paga con uno de a 20 mil / revisa su brújula biológica / la brisa sopla / se siente tentada / menarquia / para en revolcadero / lame con los ojos la playa vacía / la arena hierve / un soldado en la torre a lo lejos / un buque atravesando la línea que los marinos del siglo XV dudaron redonda / menarquia vuelve al auto / avanza por la costera / policía turística / gente que se compró casa en el puerto / qué lentos son los buques caracol / la humedad se hace agua y resbala en gotas por el costado de un envase de cerveza / se sienta la menarquia a ver pasar a las vendedoras / huele a espíritu adolescente / veo de lejos que una mano roja me saluda / menarquia desciende con portazo / de cerca tiene ya un no sé qué / un algo
 
–¿No te metes al mar?
–¿Para eso querías venir?



Saludos.

domingo, 21 de marzo de 2021

'Voces de la niña rota'. Diana del Ángel.



Desde Barranca (2018):

I

Ella me aguarda en el rescoldo de las madrugadas. Sé que me mira por una grieta en el muro de su cárcel, donde sus ojos no ven más que un trozo de cielo y la punta de los árboles todavía jóvenes. Sé que llora desesperada mientras se abraza las piernas y aprieta los muslos tratando de cerrar una herida irreparable. Sé que percibe su olor distinto y eso la avergüenza. Sé que tras las manos que la cubren está mi rostro. Sé que su cuerpo es frágil y pequeño; sé que contiene las lágrimas de ambas; sé que lleva mi nombre, pero es el nombre que yo ya no puedo recordar; sé que me grita todos los días desde el fondo de su primera angustia. Sé que quisiera dejar de llorar tanto como yo quisiera dejar de oírla. Sé que la oscuridad del lugar donde vive la carcome; sé que quisiera mirar por mis ojos la vida sencilla que nos fue robada, respirar por mi nariz el aire anterior a esa noche, reír con mi voz por simplezas y sentir por mi cuerpo la cercanía de otra persona. Pero no entiende que el mundo de afuera no es bueno, por eso la he encerrado. Y su llanto no me detiene.
 
II

Ella me despierta por las noches; dice que no sabe cómo contar lo que murió en su carne debajo de aquel hombre. Ha intentado juntar palabras una detrás de otra, como le enseñaron en la escuela, hasta formar una oración; pero a nada llega. De su boca sólo brota una baba de rabia.
 
III

Ella me cuenta que un lado de su cuerpo está pegado a una pared blanca, y sabe que es blanca porque en su mejilla siente el frío. Luego me habla de una carne desconocida que huele a alcohol y una presión que se le queda en la piel grabada. Cierra los ojos y la oscuridad se hace doble: adentro y afuera, después siempre adentro. Ella palpa con una mano el yeso frío y con la otra araña. Afuera no hay voz que la nombre para salvarla. Y piensa que, si Dios ve lo que hacemos, la está mirando ahora, pegada contra el muro, con la cabeza en una esquina debajo de la cama, y también ve esa otra mano que hurga bajo su vestido y acaricia una piel cuya existencia ignoraba. Y para olvidar la presión de esa carne y el tacto de esos dedos piensa en el patito bordado en su vestido nadando en el mar de tela blanca. De pronto siente que ese cuerpo deja de pesarle en el vientre y cree que ha terminado. Pero todo vuelve a empezar de otra forma y siente de nuevo la opresión, más honda, frotándose contra su piel, quedándose en ella punzante como aguja infecta.
 
IV

Sé que andarás a la orilla del arroyo, que mirarás “con cariño las navajas”. Que buscarás sin hallar la puerta para ir de tu vida hacia otra, distinta de la que tienes. Una donde la humillación no sea la regla, donde los golpes y mordiscos no sean lluvia sobre tu cuerpo, donde las pesadillas no se vuelvan reales cada madrugada. Una vida donde puedas andar sin temor a dejar la puerta abierta. Pero nada de eso habrá para ti. Mirarás tu cuerpo como algo ajeno, como una herida abierta, una barranca por la que te despeñas. No conseguirás reconstruir la memoria de las cicatrices que te habitan ni hallar un punto en donde tus recuerdos converjan y todas las piezas de tu vida encajen en ti misma. Nada de eso habrá para ti. Aunque sonrías y en tu piel se borren las manchas, detrás de tu sonrisa estará esa vergüenza y tu cuerpo será siempre el de esa niña, abierto a destiempo.

El primer texto sobre abuso sexual infantil que he leído desde que publiqué Pain in the Haze.


Saludos.

lunes, 8 de marzo de 2021

"Los hombres que odian a las mujeres". Claudia Masin.



Hasta entonces no había conocido a un hombre que odiara a las mujeres.

Sylvia Plath.


A mi padre no le gustaban las mujeres. Las odiaba. Sorprende

ver a cuántos hombres que, como él, las buscan, las persiguen,

las alcanzan, no les gustan realmente las mujeres.

A él, hasta nuestro olor le resultaba tóxico

como el que desprende un carbón

al apagarse, un humo

asfixiante, un veneno, lo decía

a veces, nos trataba

peor que a esclavas. Aunque en un día bueno

nos otorgaba su dispensa, como otorgan su dispensa

los reyes, con un gesto desdeñoso de la mano.

No merecíamos en ese momento

ni siquiera el esfuerzo del insulto, tenía en la cara

su máscara más frecuente, una sonrisa

de burla y de tristeza

por lo inútiles que éramos.

Crecí preguntándome

por qué ató su vida a un objeto

claramente inferior, inventé teorías

para comprenderlo, no quería

devolver odio por odio, injuria por injuria:

era a causa de su madre, sí, eso explicaba todo,

la crueldad de ella, era su infancia, eso

disculpaba su incapacidad para entender

lo diferente, era

su dolor y entonces

no se podía juzgar, no se podía

más que tener miedo por haber nacido

del lado equivocado de las cosas,

el lado en el que todo era desvío

y confusión, lejos, tan lejos

de la claridad de mente de un hombre,

cualquier hombre, de su belleza física,

también lo decía a veces, los hombres

tienen un cuerpo firme, no como esa esponja,

esa ameba que es el cuerpo

de las mujeres. Cuando hoy te amo a vos

estoy haciendo algo que él no entendería

jamás: teniendo el privilegio y el permiso,

el beneplácito del mundo

para elegir lo superior, me quedo

con una mujer como yo, me quedo

en el barro, en el curioso, insignificante reino

de los insectos, pudiendo alzarme al sol,

pudiendo hacer lo que él no hizo: hacer real

su deseo, tangible como una mesa o una piedra.

No estoy vengándome ni hay ningún

mérito en esto, estoy cumpliendo

conmigo y lo que quiero, ya vi,

ya sentí en el propio cuerpo

los efectos de no elegir amar lo que se ama,

no ir hacia ello. La peste

que se desata entonces hace daño

por varias generaciones, se mantiene

como el moho en el tallo de una planta

o la humedad en las paredes, imposible quitarlo

por completo y para siempre. Todavía

hay días en que temo su represalia, en esos días

te abrazo a vos como si fueras a irte de repente,

vos no sabés, no podés saberlo,

que te estoy salvando de él,

que todavía está conmigo, sombra

de mi sombra, oscuridad plena

y tremenda, que estoy

cuidándote de sus palabras, como si pudiera

cuidarme a mí misma de chica, taparme los oídos

y los ojos para no ver más que tu belleza

y la mía cuando estamos juntas, una forma

de la justicia que no hemos buscado,

que nos encontró a nosotras y por eso

no te hablo de él, no te cuento

que está demasiado presente,

mirándome del otro lado de la cerca

de la muerte, no, te hablo más bien de la perra

que teníamos en mi casa de entonces,

castigada hasta el cansancio, el lomo

harto de recibir patadas y sin embargo

insumisa de cachorra y de vieja, cada tanto

mostrándole a mi padre los dientes, no lo atacaba,

ni lo mordía, yo creo

que le hacía saber, a su manera, acerca

de la resistencia que tenemos

las que fuimos alimentadas del desprecio

y lo hemos rechazado con cada fibra

del cuerpo y lo hemos

transformado primero en rabia,

después en un amor

como el que te tengo, inmune

a la enfermedad que en lugar

de contagiarnos nos dio el antídoto,

la fuerza.


Claudia Masin nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Es escritora y psicoanalista. Coordina talleres de escritura y es autora de libros como La plenitud, Abrigo, El verano, La vista, La siesta y Geología, entre otros. En 2018, publicó La desobediencia, su poesía reunida hasta ese momento.


Saludos.

sábado, 8 de agosto de 2020

Un poema de Tada Chimako 多田智満子



 Versión de Megumi Kubo y Ernesto Hernández Busto, publicado originalmente en Periódico de Poesía

 

Dedo

—Cuando sembré el maíz,
planté también un dedo,
me reveló, en secreto, una niña
con hilos de colores en el pelo.
—Va a brotar un bebé;
un bebé humano
o si va bien, un pequeño jaguar
con ojos de jade,
para cuando la panza del mes
se hinche y se deshinche tres veces.

Teje sin descanso una cesta
para poner la cosecha en la tierra,
mueve con destreza sus manos sin meñique
y alterna entretejiendo el día y la noche
en las rollizas hojas de palma.

 

—とうもろこしの種を蒔くとき
指も一本植えておいたの
たくさんの色糸を髪に編み込んだ少女が
こっそりと打ち明けてくれた
—赤ちゃんが生えてくるわよ
にんげんの赤ちゃんか
うまくいけば翡翠の眼をもった
じゃぐわーるの仔
もう三べん月のお腹がふくらんで
またぺしゃんこになるころ

土から生まれるものを穫り入れるために
せっせと籠をこしらえている
小指の欠けた手を器用にうごかして
ふっくらした棕櫚の葉に
昼と夜を交々編みこみながら

 

Tada Chimako 多田智満子 nació en en la ciudad de Kita-Kyūshū, Fukuoka, en 1930, y pasó la mayor parte de su juventud en Tokyo, durante los años de la Segunda Guerra Mundial. El poema que aquí se presenta lo escribió luego de un viaje a México, y está incluido en su libro Kawa no hotori ni / En la orilla del río (1998). 

Literatura japonesa de vanguardia.

 

Saludos.

jueves, 11 de junio de 2020

'La voz de la mujer en el haiku'. Cristina Rascón.



El día de hoy, a invitación expresa de la Fundación Japón en México, la escritora y traductora, Cristina Rascón impartió una videoconferencia en la que aportó datos interesantes sobre el papel de la mujer en el mundo del haiku.




Sin embargo, a la pregunta explícita del por qué traducir el término 俳人 haijin como "haikuísta" la ponente respondió que "era lo mismo".



Yo pregunté por qué traducir 俳人 haijin como "haikuísta" y no como "haiku-ador", y la ponente sólo rió. Fue allí que me di cuenta de que toda esa charla llena de anécdotas y anuncios personales no iba a ser un intercambio académico serio, sino más bien una pasarela mediática para reafirmar la posición de la conferencista como "traductora" y como "especialista" de un tema que, si bien ha trabajado, no domina.



Pero lo que más encendió mis alertas fue su nivel de idioma japonés. En diversas ocasiones, al intentar leer los poemas que ella misma presentó en sus diapositivas, no daba la entonación correcta, se equivocaba al pronunciar las palabras, y hasta trató de adivinar la pronunciación de algunas de ellas como el inicio de este poema:



花咲もちれるも阿字自在かな
Hanasaki mo/ chireru mo/ a-ji jizai kana
Aunque florezca/ aunque envejezca/ el universo seguirá existiendo.
[Traducción mía.]

Podríamos debatir que si 阿字 a-ji (letra inicial del sánscrito) puede traducirse como "universo" (mi traducción) o como "libertad" (la traducción de Rascón). Pero, me apego a lo que me indica el Goo Jisho:

密教ではこの字に特殊な意義を認め、宇宙万有を含むと説く。
El Budismo estorético admite que esta letra tiene un significado especial y supone la inclusión del Universo.

Iba a reclamarle, pero justo en ese momento la anécdota de que padece cáncer me conmovió, y me detuve. Luego, siguió hablando de sus otros proyectos, en especial, el libro trilingüe 朝顔 - Flor del alba - Ijnaloxochitl. Y yo me puse a pensar por qué Fundación Japón, que se esmera tanto en formentar el aprendizaje del idioma japonés, le había otorgado el espacio a esta señora que se autodenomina "traductora del idioma" cuando es evidente que no lo domina. Yo tampoco lo domino, es cierto. Pero, cuando comencé a traducir los versos de mi Amor Koi Love conté con la ayuda de un especialista, hablante nativo, a quien, en todo momento, le di el crédito por su trabajo (a diferencia de lo que hizo Octavio Paz con el pobre Eikichi Hayashiya). ¿Quién revisa, entonces, las traducciones de Cristina Rascón? ¿Qué nivel de japonés acreditado tiene realmente? ¿Por qué exponerse así si cada vez hay más hablantes nipónicos en México?


Saludos.

viernes, 27 de marzo de 2020

"Figuras retóricas"

 

Sesión virtual de la asignatura "Literatura" del Bachillerato presencial de la UAEMex.


Saludos.

jueves, 26 de marzo de 2020

"Introducción a la poesía"

 

Sesión virtual de la asignatura "Literatura" del Bachillerato presencial de la UAEMex.


Saludos.

domingo, 8 de marzo de 2020

Iveth Luna Flores: una crack disfrazada de poeta



A Iveth Luna Flores la descubrí por culpa de Ángel Ortuño, el nuevo aliade de la poesía mexicana: compartió un enlace a sus poemas en su muro de FaceBook, y me enganché. Los textos breves (numerados) llenaban el ambiente de un aire a nostalgia cotidiana (un poco rancia) hasta que llegué a la primera revelación confesional:

En la preparatoria batallaba mucho para poner atención a las clases, mientras el profesor explicaba, yo escribía intentos de poemas en mi libreta. El chavo que se sentaba atrás de mí siempre me espiaba. Un día me pidió hacerle el favor de escribir un poema para su novia. Me indigné, dije que no, que cómo, si mis poemas salían de mi inspiración. Me ofreció 30 pesos. Quedamos en que se lo traería al día siguiente.

Reí. Sin duda, la poeta necesitaba el dinero. Seguí leyendo.

Un maestro de la facultad nos dijo que un poeta debe estar alerta a los “hallazgos poéticos”. 24 horas antes de que me avisaran que había ganado una buena cantidad de dinero por haber escrito unos poemas, yo contaba solo con 50 centavos y debía casi un año de renta. Estaba desesperada en el patio de mi apartamento aplastando latas vacías de cerveza para ir a venderlas al señor que compraba aluminio.

Me puse serio. Yo también recolectaba latas de alumnio para venderlas por kilo.

Tiempo después escribí:

Días de tallar
mis calzones en la regadera.
Días de frijoles y tortillas viejas.
Días de disfrazar
la pobreza con bolsas de basura negra.
Vaciar, saltar, aplastar.
14 pesos por el kilo de latas.
10 kilos, amor, y ya teníamos
atún y cerveza en la mesa.

Me deleité. Había leído varias mujeres poetas, y había leído poesía confesional: desde Virgina Wolf, pasando por Anne Sexton, Alejandra Pizarnik y Margo Glantz, hasta Cecilia Juárez. Pero, de entre ellas, nunca había leído a alguien que abordara de esa manera la pobreza: no como una maldición (un caer en desgracia) sino como una condición completamente natural (completamente cotidiana).

En 1997, papá era obrero y hacía turnos dobles en una fábrica de Apodaca para pagar la casa de INFONAVIT en la que vivíamos. Mamá horneaba pays de queso y empanadas de cajeta y piña. Durante las tardes salía a venderlas, las llevaba en una vasija cubierta con una servilleta de tela. Gritaba casa por casa: ¡Compra pay de queso! Señora, ¿no compra pay de queso?

[...]

Pedir fiado era una de las cosas que más me avergonzaba de chiquilla. Me angustiaba ir a la tienda con el cartoncito repleto de números, ya sin espacio para anotar más. Un medio kilo de huevo, un litro de leche Lala, un Kool-Aid y medio kilo de azúcar. Me los anota, por favor, don Pipe. Se los voy a anotar, Lilí, pero dile a tu mamá que sólo le voy a fiar hasta el viernes, tiene que liquidar primero este cartón.

Revisé su ficha autoral y volví a sonreir: "Iveth Luna Flores (Nuevo León, 1988). Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León." De nuevo, el Norte. Pero no el Norte que tratan de vender los medios de comunicación y el Tecnológico de Monterrey, sino ese Norte pobre, más pobre quizás que el Sur o el Centro de México, precisamente porque la pobreza convive cotidianamente con la infinita opulencia:



Desde mi locus interno, sabía perfectamente que ese tipo de pobreza traería otros problemas (y así fue): violencia doméstica, deserción escolar, pandillerismo, embarazo adolescente: la receta perfecta para la marginación social (y para perpetuar asimismo el ciclo de la pobreza).

A diferencia de su amiga Mary (mamá a los 13 años), Iveth logra entrar a Prepa 1, y, por fin, vislumbra un futuro medianamente digno: entrar a la universidad, huir de casa, irse a vivir con su pareja. De esa manera, la poeta lo confiesa:

A los 21 años volví a huir, luego de aceptar que no importaba si lo deseaba con mucha fuerza: papá no iba a amanecer muerto por una congestión alcohólica ni nada ni nadie iba a convencer a mi madre de divorciarse de él.

Me fui triunfante. ¡Ahí se ven, pendejos! El respeto me lo había arrancado con una navaja con la que me cortaba, asfixié al respeto con un cable amarrado al cuello, me bebí al respeto mezclado con una caja de medicamentos que me dejó [tirada] en un manicomio.

La poeta, por fin, entra en la locura, tema central de su primer libro Comunidad terapéutica (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2016), ganador del Premio Nacional de Poesía Joven "Francisco Cervantes Vidal".



A esas alturas, comencé a googlear más sobre su trabajo, pero no fue sino hasta que me topé con el video de arriba cuando me decidí por adquirir su libro:



Lo que encontré entre sus páginas no se compara con nada de lo que hubiera leído de ella en Internet: no sólo la locura sino el dolor: el dolor de saberse mujer, vulnerada, vejada, desprotegida:

Quiero vivirlo todo
todo quiero vivir
menos la verga
atorada en mi garganta
la náusea
la suciedad
de vivirlo todo
menos el secuestro
venderme
en una calle de Chihuahua
o de EUA

[...]

Una chica llamada Gloria desapareció
el año pasado en Nuevo León.
Tiene un tatuaje en la muñeca izquierda
que dice: My life
otro en la derecha: My luck.
Una flor y un diamante para mostrar
que su vida brillaba y florecía.

[...]

Imagino a su papá a mitad de la noche
despertando de una pesadilla
donde su hija es penetrada por un hombre
que le apunta al pecho y dice:
Voy a deformar todos tus tatuajes, hermosa nenita.

Brutalidad feminicida a consecuencia de aquella pobreza, de la marginalidad social, de aquellos arrebatos de locura, donde las mujeres jóvenes son la carne de cañón en una guerra declarada, practicamente, desde su nacimiento:

Mi estúpido tatuaje, piensas,
es haber nacido mujer...
soy un gorrión completamente jodido
soy un puto gorrión pagando por tener alas
.

Al adentrarse en el libro de Iveth Luna, aparecen (de nuevo) las confesiones: pero, esta vez, no de pobreza; sino de las deficiencias en la transmición psicogenética:

Algunas heredamos el color de la noche
en el cabello
la sombra imponente de quien fue
nuestro padre
el llanto al final de la habitación
donde mamá sollozaba
por la ausencia
de su propia madre.

Algunos heredamos el rostro del sueño
un lugar en el contorno de la oreja
izquierda,
el sonido de la risa
cuando estaba alcoholizado el abuelo.

Pero otras
heredamos el deseo
de golpear la cabeza contra la pared
nacimos con una navaja entre los labios
para pronunciar
palabras que desgarran.

Otras, quiero decir, algunas
heredamos un pincel
para pintar la depresión
de nuestra familia.

Cuando quiero decir otras
en realidad quiero decir
yo.

Poco a poco, la escritura de Iveth Flores se vuelve más intimista, y se convierte en la vía para sanar, para nombrar el dolor, para recuperar la rabia de vivir en una sociedad machista que cosifica a las mujeres:

Mi asco fortalece la náusea
de los hombres del norte.

Polvo femenino
que pavimenta las calles
donde crecerán las flores
sin maquillaje.

Distante
dolor disperso
un parto enmedio del tráfico
no significa nada.

Voy a roer tu corazón
y tan pronto como nazca
esa niña
le pondremos senos
y uñas postizas.

Así, la poeta nos presenta imágenes nunca antes vistas: cuchillos manchados con hormonas femeninas, abortos de niños que venían de pie con el pene erecto, tampones usados que obstruyen la tubería... De leerla, me dan ganas de escribir.

"El mundo pertenece a los rabiosos", determina, y es cierto. La rabia de no ser quien nos habían prometido. La rabia de no ser quienes queríamos ser.

Tal como esta crack concluye en otro poema:

En el tráfico de órganos
lo más rentable es la piel.


Saludos.

martes, 25 de febrero de 2020

MARLú V.: la poesía (inútil) de Martha Lujano Valenzuela



Licenciada en Letras Latinoamericanas y Maestra en Humanidades por la Universidad Autónoma del Estado de México, Marlú V es una de las plumas más frescas de la poesía del Valle de Toluca. Autora de Poesía Inútil (1998, re-editado en 2019), Chiraspelas (Letras de Pasto Verde, 2016) y Hogar, Dulce Hogar (La Comuna Girondo, 2018), la voz de Martha se distinge por la profundidad con que aborda lo cotidiano: esa cotidianidad que existe en otras autoras y en otros textos, pero que, en la mirada de Marlú, alcanza niveles ontológicos:

No se conoce hombre
sino en la cama,
cansado sobre la almohada.

No se adivina mujer
más que a la mesa
comiendo, callada.

¿Y entonces, a qué?
A qué viene este escondernos
de las mesas y las camas.

Parecería que los divinos,
los que pretendemos,
nunca callan y no se aman.

El amor es, como siempre, tema ineludible para la poeta. Pero, de nuevo, su mirada sobre él es muy profunda: hay daño, hay impaciencia, hay soledad, hay dolor:

Tu sombra no existe más en mi tierra
tu duelo no ha muerto, sólo se ha ido
detrás de quimeras, de otros vestidos
luego de que araste mi triste parcela.

[...]

Curiosa coincidencia
al final de una botella,
vacía queda
igual que el que busca
en el asco
el amor que no encuentra.

En Hogar, Dulce Hogar este amor se vuelve patológico: la ruptura de pareja es el quiebre del hogar (y de la vida), pero la poeta no quiere dejar salir a ese alguien de su propia existencia. Hay dolor. Hay vacío. Pero existe una especie de masoquismo iracundo que trata de llenar el espacio emocional que ha dejado (en la poeta) la presencia del otro:

Sólo te pedí una cosa.
Una sola.
Sólo una, lo demás me lo callaba
a cambio de los días
que pasamos juntos
en un sueño de lágrimas y pijama.
No puedo negarte
que la muerte fue una dulcería
y en mi boca colocabas
toda clase de sabores
para degustar el dolor
hasta que mi cara cambiaba
y yo chillaba que me dejaras
y gritaba: ¡basta!
No comprendo por qué no usas capucha, ni llevas
en la mano un hacha.

El divorcio se legitima frente a los tribunales, y la rabia disminuye hasta devenir en compasión, casi en ternura. Es precisamente, la ternura lo que marca la poesía de Martha Lujano Valenzuela (y que me hace recordar mis propios poemas):

Debe haber poesía para nosotros
los incautos,
los del cigarro timoratos,
los que compramos en el super
paquetes para comer y tirarlos,
los que no dolemos,
consumistas, ignorados,
los que no conocimos el amor
en las estalactitas del sexo
ni aplastamos los pechos
sobre el tabú idolatrado.
Nosotros,
los de la escuela,
que no dimos víveres
ni organizamos la dádiva en Chiapas.
Nosotros, los inservibles, nosotros,
los otros, la gente; nosotros.

("Disrupcion". Poesía Inútil.)

De tiempo atrás, había visto el anuncio de la presentación de su obra en el Centro Toluqueño de Escritores, pero fue hasta hace unos días que la propia Martha me obsequió los textos sobre los que aquí opino. Me resulta interesante que la autora tenga aún varios libros sin editorial: Los cinco humores (2000), Diario de un verdadero olvido (2003), Juro que ha vuelto (2005) y Kamasutra para desesperados (2015). También, escribe la columna semanal "Mirilla" en Poderedomex.com de la cual rescato este pedazo de poema:

La casa familiar

En memoria de Don Pedro Aguilar Moreno

De madera las escaleras
de patriarca tus manos
el árbol de manzanas
y la higuera esperando
dar los frutos más altos.

La cocina rebosante
de queso y capulines
y tu conversación
sabia y serena
memoria prodigiosa
talento natural
precavido arquitecto
en tu casa no faltaba
había para todos
un lugar a la mesa
un boleto a la vida
la posibilidad
de pertenencia
sólo eso, la ilusión
de un tiempo querido
de una infancia soñada
música, vino, hogar había.

Ahora que partiste
está vacía la morada,
no hay familia
ni testigos ni casa, hay nada.

Una de las principales voces femeninas del Estado de México por conocer.


Saludos.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Homenaje a Luis Antonio García Reyes



Al Maestro García Reyes lo conocí en alguna reunión de TunAstral cuando todavía existía el foro-casa de Porfirio Díaz 216, entre Villa y Zapata, en la colonia Universidad, Toluca, Estado de México. Era la presentación de Blanca Aurora Mondragón y su Cotidiana (2000). En esa presentación, no recuerdo bien si antes o después del evento, el Maestro Roberto Fernández Iglesias me presentó al Maestro García Reyes: “Este niño estudia Letras”, dijo, con su inolvidable tono de voz. “Y Luis Antonio es poeta”, declaró. Ambos nos estrechamos la mano, pero hasta allí.

En aquella época estaba embelesado por Félix Suárez y su Mordedura del caimán (1984) y por Alberto Chimal y su Luna y 37 millones de libras (1990). Ambos libros, a mi juicio, los mejores que han escrito ambos autores hasta la fecha.

Luego, en 2010, mientras ayudaba a Eduardo Osorio a seleccionar fragmentos para colocar cintillos en los libros de los becarios del CTE, encontré Sur (1985), y guiado por el dibujo en su portada, creí que se trataba de algún texto sobre campesinos. Pero, después de recorrer algunas páginas, pude darme cuenta de que eran poemas cortos sobre animales y plantas. Pero hasta allí.

Luego, comencé a notar que la presencia del Maestro García Reyes se había vuelto recurrente en casi todos los eventos literarios del Valle de Toluca: en las lecturas del CTE, en las presentaciones de TunAstral, en los homenajes celebrados en la “Casa de las diligencias” de la UAEMex, en el extinto “Huacal de letras” de Metepec.

Precisamente, fue en ese foro la última vez que lo vi: en la presentación de Jorge Arzate Salgado y su recopilación de poemas editada por el FOEM. En aquella presentación, el Maestro García Reyes le comentó al otro bate: “No sabía que tú también tomas al mar como un tema en tu poesía. Yo también lo hago. Quizás no tan bien como tú.” Al escuchar dicho comentario, me intrigué. Hay pocos escritores toluqueños que abordan el mar (precisamente, porque queda geográficamente lejos). ¿Por qué el Maestro García Reyes lo hacía? Ahora sé que la dupla mar / tierra firme constituye un elemento central en su poesía:

La tierra se duerme
En su cuerpo de piedra
A tu contagio de vieja marinera
Porque viniste por el mar
Aún hay algo nuestro en ti
De nuestros sueños

Cuando Juan Luis Nutte me invitó a participar en el homenaje al Maestro García Reyes, acepté sin dudarlo. Tenía curiosidad respecto a su obra, pero también tenía una deuda moral con su libro primigenio desde aquella vez que el Maestro Osorio me lo recomendó.



Según la Enciclopedia de la literatura en México, Luis Antonio García Reyes nació en Huixquilucan en 1945, cursó estudios en Antropología y Lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), es miembro fundador de los grupos Al yunque y TunAstral así como Presidente de la Unión de Escritores Mexiquenses (UEM). Pertenece a la segunda generación de becarios del Centro Toluqueño de Escritores gracias a Sur (CTE, 1985), compendio de poemas breves que abordan su experiencia en los municipios ubicados al Sur del Estado de México: Malinalco, Tonatico, Texcaltitlán, Sultepec. Aunque Tejupilco quede un poco más al Oeste junto con Amatepec y Tlatlaya. Poemas que han sido presentados como muestra de “autenticidad temática, naturalidad rítmica… imágenes coloridas [al mismo tiempo que] nostálgicas”. (Álvarez Caballero, 2017)

En lo personal, algunos de esos poemas me hacen recordar los poemínimos de Francisco Paniagua Gurría en Cambio de luces (1984): existe el Sur, el campo, la provincia; pero también la ciudad, también de provincia, que irremediablemente nos remite a Toluca.

Desde mi perspectiva, “Por el camino”, la tercer parte del libro, se convierte en poetry road: la experiencia que vive el poeta en su viaje: poemas que parecen haikus en temática y estilo:

con el polvo
el camino se nos pierde
[...]
sólo el abismo
nos detiene

Flora y fauna conforman las imágenes del poema y, a los ojos de los no iniciados, sorprenden sus denominaciones de origen: cacaloxóchitl (cuervo en flor), güisache (acacia farnesiana), pinzón (ave de la familia Fringillidae), timbirichi (árbol cuyo nombre deriva del tarasco o purhépecha tumbiriche, de tumbire, “racimo”).

Palabras indígenas en boca de mestizos. Ojos mestizos que descubren la naturaleza que los rodea: girasoles, colorines, campánulas/ árboles, raíces, ramas/ montañas como jovencitas/ la luz del cielo como una niña límpida. Así, el paisaje se revela en toda su majestuosidad, y el poeta tiene que aprender a retratarlo:

Son los cerros
pizarras,
metales,
barro;
a lo lejos
verdor
reverberando
y sólo son:
lejanía,
cerros escalpados.

El poeta anda, y encuentra, también, a los humanos: “Adiós amigu”, le saludan; y así reconoce el tono típico, la modificación dialogal, de aquellas gentes. La misma gente que le invita mezcal y a disfrutar de sus fiestas: tecomateros danzando en el atrio de algún templo, o sobre la plaza cívica. Imágenes que yo, ahora, completo.

No sólo en Sur (1985) sino también en El dogma es la palabra (1962-2011) el poeta se acerca al mundo indígena y lo retrata:

Ahora golpeo conchas de tortuga
Y hay cascabeles que sangran
Para incendiar el ritual
Y claman claman
Hasta el silencio redondo de los espejos
En que te miras niña
Mujer y hermana
Hija del aire en que navego
Hasta ser voz y llamarada

El ritual se hace poema. El ritual de la palabra. Si el motto de TunAstral es "amor es la palabra; poesía la acción". El de la obra de García Reyes sería “el dogma es la palabra; poesía la religión”. Y estamos aquí para compartir el sacramento, no religioso sino poético.

Quiero cerrar mi participación leyendo “Si no sabes leer”, un texto que me pareció sublime, el cual es también una invitación para los neófitos:

Si no sabes leer
Sólo deja
Que las palabras
Lleven a tu oído
Su equipaje de imágenes;
Así no volverás a decir
“No sé leer.”
Y cual amoroso terco,
Cada vez intentaré
Acortar distancia...
Hasta que al fin
Sacudas este árbol...

Entonces harás caer
A tu alma
Voces y palabras
Como sazonadas manzanas
De sol, cualquier tarde.

Gracias.

martes, 26 de noviembre de 2019

Poemas de Matías José Morales (Chile)



CUARTETO SONORO PARA TOCAR CON INSTRUMENTOS DE COCINA O COSAS SOBRE EL VELADOR DE LA ABUELA

1
La poesía es la maleta de un narco
con doble fondo azul y profundo.

No puedes tocar su lecho
sin morir de manera dolorosa
y aplastado por la presión.

Por desgracia, la fila
de voluntarios dobla
la esquina.

2
Cuando la conciencia comprende
que la voluntad es divina, asume

que nadie tiene más
poder que ella dentro
de su campo energético.

La libertad
es la condición humana, y el juego
del sistema, es que seas lo suficientemente

lúcido: para declarar
ser un esclavo voluntario.

3
La poesía es el arte de meter
palabras entre preguntas
sin sentido, para así separarlas

como dos hermanos enamorados
de la misma enana y su madre

enojada cenando sola
en navidad, mientras imagina
pequeños niños de veintitrés años

que le dicen
"Hola abuela".

4
El literato es un fanático religioso
que engañado por el lenguaje, abandona
el monoteísmo para adentrarse
en el politeísmo de lo material:

acrecentando así su condición
de fanático. Si lo llevamos al plano
jurídico, el literato es un homicida
que aspira al genocidio.


CANALIZACIÓN DE BASHO N°7

1
A este haiku
parece importarle
mucho la regla.

2
A este otro
no tanto, la verdad es
que hace mucho dejó de contar
las sílabas que lo componen.

3
Y a este último
ni siquiera le gusta
que le digan haiku

prefiere mirar
el agua correr
por la orilla de la vereda

y soñar
ser una hoja.


POBRE

Ni pobra
ni pobro.


ARGUMENTO

si necesitas un poema
para aferrarte a la vida
entonces la vida ya te soltó
y solo te queda un sucedáneo:
su ficción.

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988). Es gásfiter y psicólogo. Ha colaborado con revistas digitales y publica sus poemarios en: https://reflejosmorales.wordpress.com/


Saludos.

lunes, 4 de noviembre de 2019

"¡Allá vienen!": un poema de María Rivera con imágenes de Ezequiel Reyes



Allá vienen
los descabezados,
los mancos,
los descuartizados,
a las que les partieron el coxis,
a los que les aplastaron la cabeza,
los pequeñitos llorando
entre paredes oscuras
de minerales y arena.

Allá vienen
los que duermen en edificios
de tumbas clandestinas:
vienen con los ojos vendados,
atadas las manos,
baleados entre las sienes.

Allí vienen los que se perdieron por Tamaulipas,
cuñados, yernos, vecinos,
la mujer que violaron entre todos antes de matarla,
el hombre que intentó evitarlo y recibió un balazo,
la que también violaron, escapó y lo contó viene
caminando por Broadway,
se consuela con el llanto de las ambulancias,
las puertas de los hospitales,
la luz brillando en el agua del Hudson.

Allá vienen
los muertos que salieron de Usulután,
de La Paz,
de La Unión,
de La libertad,
de Sonsonate,
de San Salvador,
de San Juan Mixtepec,
de Cuscatlán,
de El Progreso,
de El Guante,
llorando,
a los que despidieron en una fiesta con karaoke,
y los encontraron baleados en Tecate.

Allí viene al que obligaron a cavar la fosa para su hermano,
al que asesinaron luego de cobrar cuatro mil dólares,
los que estuvieron secuestrados
con una mujer que violaron frente a su hijo de ocho años
tres veces.

¿De dónde vienen,
de qué gangrena,
oh linfa,
los sanguinarios,
los desalmados,
los carniceros
asesinos?

Allá vienen
los muertos tan solitos, tan mudos, tan nuestros,
engarzados bajo el cielo enorme del Anáhuac,
caminan,
se arrastran,
con su cuenco de horror entre las manos,
su espeluznante ternura.

Se llaman
los muertos que encontraron en una fosa en Taxco,
los muertos que encontraron en parajes alejados de Chihuahua,
los muertos que encontraron esparcidos en parcelas de cultivo,
los muertos que encontraron tirados en la Marquesa,
los muertos que encontraron colgando de los puentes,
los muertos que encontraron sin cabeza en terrenos ejidales,
los muertos que encontraron a la orilla de la carretera,
los muertos que encontraron en coches abandonados,
los muertos que encontraron en San Fernando,
los sin número que destazaron y aún no encuentran,
las piernas, los brazos, las cabezas, los fémures de muertos
disueltos en tambos.

Se llaman
restos, cadáveres, occisos,
se llaman
los muertos a los que madres no se cansan de esperar
los muertos a los que hijos no se cansan de esperar,
los muertos a los que esposas no se cansan de esperar,
imaginan entre subways y gringos.

Se llaman
chambrita tejida en el cajón del alma,
camisetita de tres meses,
la foto de la sonrisa chimuela,
se llaman mamita,
papito,
se llaman
pataditas
en el vientre
y el primer llanto,
se llaman cuatro hijos,
Petronia (2), Zacarías (3), Sabas (5), Glenda (6)
y una viuda (muchacha) que se enamoró cuando estudiaba la primaria,
se llaman ganas de bailar en las fiestas,
se llaman rubor de mejillas encendidas y manos sudorosas,
se llaman muchachos,
se llaman ganas
de construir una casa,
echar tabique,
darle de comer a mis hijos,
se llaman dos dólares por limpiar frijoles,
casas, haciendas, oficinas,
se llaman
llantos de niños en pisos de tierra,
la luz volando sobre los pájaros,
el vuelo de las palomas en la iglesia,
se llaman
besos a la orilla del río,
se llaman
Gelder (17)
Daniel (22)
Filmar (24)
Ismael (15)
Agustín (20)
José (16)
Jacinta (21)
Inés (28)
Francisco (53)
entre matorrales,
amordazados,
en jardines de ranchos
maniatados,
en jardines de casas de seguridad
desvanecidos,
en parajes olvidados,
desintegrándose muda,
calladamente,
se llaman
secretos de sicarios,
secretos de matanzas,
secretos de policías,
se llaman llanto,
se llaman neblina,
se llaman cuerpo,
se llaman piel,
se llaman tibieza,
se llaman beso,
se llaman abrazo,
se llaman risa,
se llaman personas,
se llaman súplicas,
se llamaban yo,
se llamaban tú,
se llamaban nosotros,
se llaman vergüenza,
se llaman llanto.

Allá van
María,
Juana,
Petra,
Carolina,
13,
18,
25,
16,
los pechos mordidos,
las manos atadas,
calcinados sus cuerpos,
sus huesos pulidos por la arena del desierto.

Se llaman
las muertas que nadie sabe nadie vio que mataran,
se llaman
las mujeres que salen de noche solas a los bares,
se llaman
mujeres que trabajan salen de sus casas en la madrugada,
se llaman
hermanas,
hijas,
madres,
tías,
desaparecidas,
violadas,
calcinadas,
aventadas,
se llaman carne,
se llaman carne.

Allá
sin flores,
sin losas,
sin edad,
sin nombre,
sin llanto,
duermen en su cementerio:
se llama Temixco,
se llama Santa Ana,
se llama Mazatepec,
se llama Juárez,
se llama Puente de Ixtla,
se llama San Fernando,
se llama Tlaltizapán,
se llama Samalayuca,
se llama el Capulín,
se llama Reynosa,
se llama Nuevo Laredo,
se llama Guadalupe,
se llama Lomas de Poleo,
se llama México.

Saludos.