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jueves, 23 de enero de 2025

Visita Casa Estudio "Cien años de soledad"


Cien años de soledad es una novela que cruza por varios de mis ejes personales. No sólo es una de las obras que analicé en Ensayo sobre pedofilia sino también es uno de los textos que le leía, aún con vida, a mi abuela Catita.

Conocer el lugar donde García Márquez redactó (confeccionó) esta obra magna era uno de los pendientes literarios que tenía.

Esta visita también la realicé en homenaje a mi Maestro Guillermo Quartucci quien me enseñó a visitar no sólo los lugares donde los grandes escritores japoneses habitaron sino, inclusive, sus tumbas.


Cuando empezó la visita guiada, a cargo del escritor Vicente Alfonso, me di cuenta que, en mis más de veinticinco años en los estudios literarios, nunca había visitado la casa de un escritor más allá del Valle de Toluca.


La experiencia fue sumamente enriquecedora, no sólo por confirmar varias de las anécdotas escuchadas y leídas sobre la vida y la obra del Premio Nobel colombiano, sino por compartir el espacio (tokoro) en el que se dio la génesis (la hechura) de lo que, en mi opinión, es la mejor novela latinoamericana publicada hasta la fecha.


Compartir, aunque fuera por un par de horas, el espacio en el que habitó García Márquez a lo largo de 1967 se convirtió en un privilegio enorme que nunca esperé recibir. Al cruzar el umbral de la casa, no se siente como un museo. Es una casa. “La casa”, ese título que tuvo la novela por mucho tiempo. La misma novela que se escribió allí.


Llámenle fetichización, pero el poder compartir el espacio vital del colombiano, le dio una tesitura diferente a todo lo que, hasta la fecha, había simbolizado de la vida y de la obra del escritor.


De escritor a escritor, me conmovió la sencillez, la simplificación, el tono. Pero, a la vez, la riqueza narrativa. "¿Se puede leer una casa?, me pregunto. "Por supuesto", respondo de manera expedita. En mi propia literatura existen casas, jardines, departamentos, azoteas... El haber estado en casa del sensei me hizo sentir(me) en propia casa.

No quiero exagerar diciendo que el espíritu de García Márquez vive en Cerrada de la Loma No. 19 pero, la verdad, es que se siente una vibra eerie muy chida.

Para conocer las actividades de la Casa Estudio, pueden seguir sus redes sociales:
https://www.instagram.com/casaestudiocien/
https://www.facebook.com/casaestudiocien/
https://www.youtube.com/c/CasaEstudioCien
https://x.com/casacien


Saludos.

viernes, 29 de marzo de 2024

Homenaje a Guillermo Quartucci (1943-2024)



En un primer momento, el Dr. Matías Chiappe me comunicó vía Facebook que se celebraría un homenaje al Prof. Guillermo Quartucci, en El Colegio de México, tras su trágico y repentino fallecimiento... Yo agradecí a Matías, de corazón, aquella noticia... pero no me sentí con ánimos para asistir a la ceremonia...

Quienes me siguen en dicha red social, saben exactamente cuál fue mi reacción al enterarme de la noticia:



Desde ese entonces, no tuve el valor para simbolizar lo que, en realidad, significó la partida de mi Profesor... Lo que, en verdad, había significado en mí... Hasta ahora... Puede parecer un lugar común pero, en verdad, cuando un profesor atraviesa la barrera personal (cuando, en realidad se interesa en ti) se convierte en tu amigo... en tu compañero de viaje...

Guillermo y yo nunca salimos a beber ni a recorrer la caótica CDMX... La única vez que abandonamos los terreros de El Colegio de México fue para adentrarnos en la realidad otaku de la Expo TNT, en Tlatelolco... evento al que nos acompañó, el actual Coordinador de CEAA...


Era la emisión 9 de la TNT, y mis profesores estaban ahí... y yo me sentía extremadamente flabbergasted...

Ahora, al escuchar las palabras de la Profesora Meza, de Jannette, de la Dra. Tanaka, mis lágrimas fluyen de una manera copiosa porque, a diferencia de otros fallecimientos, Quartucci no tenía por qué quererme... no tenía por qué haber visto por mí... no tenía obligación alguna de hacerme una mejor persona... NO... Parafraseando a Los Tigres del Norte, ni parientes éramos, y aún así, se interesó por educarme y prepararme y adiestrarme para tratar de insertarme en un ámbito social y cultural que, hasta la fecha, he desechado como una opción económica, política y laboral...

"Japón no es como lo ves en los ánime", me dijo un día, con su inconfundible acento argentino. Y yo le respondí, muy pronto: "por supuesto, sensei, son sólo simbolizaciones que hacen los autores de los manga de su realidad social, política y personal..." (Siempre he creído que detrás de un anime está un manga, aunque me demuestren lo contrario.) A lo que mi tutor respondió: "¿Has conocido a un mangaka que vote en Japón?" Y yo no supe qué decirle... porque nunca me había interesado en el aspecto político de los creadores japoneses... En mi opinión, el dicurso que los manga presentaban era de Izquierda... pero no estaba seguro... me hacía falta investigar aún más...

Tras la muerte de Quartucci, vino la de Akira Toriyama, "el padre de Dragon Ball". Y yo, que ya sostenía una hipótesis que colocaba al dibujante japonés como un pervertido de Izquierda libertaria, no me inmuté... Me inmuté más por la partida de mi profesor que me enseñó a distinguir los diferentes espectros políticos en los que los creadores de anime-manga se insertaban...

Eso es todo lo que puedo decir (escribir) después de ver el video del homenaje que le han hecho... Debo reafirmar que, en general fue un buen hombre... Magnífico explorador, amante de las cultras del archipiélago japonés... Sumamente crítico del papel que jugó el Ejército imperial en la Guerra del Pacífico... En una clase en la que discutíamos una novela koreana, honesto nos confesó cómo le hubiera gustado tener la facilidad para aprender otros idiomas asiáticos (además del japonés)... En otro momento, me confesó que no entendía por qué los nuevos talentos literarios japoneses se decantaban por las light novel (comerciales) en lugar de forjar su propio canon... Yo le respondí, muy chabacano, "ay, sensei, es como si esperara que usted o José Agustín le dieran 'luz verde' a mis escritos..." (Terminé por dedicarle un cuento.)


Jannette recuerda que al sensei le gustaban los gatos... y entonces pienso, "sí, eso fue lo que fui en El Colegio de México: un gato flaco al que el sensei recogió y adoptó y le ayudó a tramitar una beca..." Sí, eso fui... y fui muy afortunado...

Mi sensei fue la única persona en El Colmex a la que no le importó que engordara... a la que no le importó que rompiera con mi novia japonesa... a la que no le importó que regresara boletinado de Japón... "Lo que debés entender es que, estés en donde estés, debes hacer lo que quieres, lo que te apasiona..." Desde aquí te recuerdo Guillermo... Desde aquí te recuerdo sensei...


Saludos.

jueves, 25 de enero de 2024

Tres poemas sobre el genocidio israelí en #Gaza


El Doctor me dijo / que había una pequeña esperanza / de que mi hijo sanara.
Cuando regresé al hospital / no encontré el edificio, al Doctor o a mi hijo.
—Un padre en Gaza.



Soldados coloniales,
¿Qué le han estado haciendo
a mi poesía todos estos años
cuando fácilmente pude haberles dado muerte
en mis poemas
así como ustedes han matado a mi familia
fuera de la poesía?

La poesía ha sido mi oportunidad
para ajustar cuentas con los asesinos,
pero los dejo envejecer afuera,
pues quiero que conozcan el detrimento
de sus vidas, que se arruguen sus rostros,
que se adelgacen sus sonrisas,
y que se herrumbren sus armas.

Así que si ustedes, lectores, ven a un soldado
paseándose por mi poema,
tengan confianza en que lo he abandonado a su destino
así como se abandona un criminal
por los años que le queden,
aquellos que se encargaran de ejecutarlo.

Y sus oídos serán los que se encarguen de ejecutarlo
mientras me escucha recitar mi poema
para las dolientes familias,
y no podrá escabullirse
de mi libro o del sitio de la lectura
mientras la gente sentada lo mira fijamente.

No serás consolado,
soldado, no, nunca,
ni siquiera cuando salgas
de mi lectura de poesía
encogido de hombros
y con los bolsillos cargados de balas muertas.

Incluso si tu mano,
trémula como se encuentra
por tanta muerte,
se pone a jugar con las balas,
tú no
producirás nada
salvo un sonido muerto.

—Ahlam Bsharat (1975). "Cómo mato a los soldados" en Círculo de Poesía.




Saludos.

viernes, 24 de febrero de 2023

Atisbos poéticos a la obra de Catalina Miranda

https://www.facebook.com/catalina.miranda.9678


Catalina Miranda (México, D.F., 1962) es una escritora, editora y poeta mexicana, creadora de la Editorial Ariadna S.A. de C.V. y de los Premios Ariadna de Poesía y Cuento que se celebran anualmente desde 2018. Poemas deshabitados, Variaciones para un solo deseo y Desprendimientos son sus primeros tres poemarios que publicó la Editorial Fugaz, en 1998, y que fueron reeditados por la Editorial Ariadna en 2020 y 2021. Una lectura atenta de ellos descubre una voz femenina sensible y diferente a las ya establecidas. Me sorprende. Algunos de sus poemas me recuerdan cierto tipo de poesía japonesa. Incluso rayan en el haikú:

TORTUGA
Marítima mudanza
de arena y polvo

Pero es su poesía íntima lo que me cautiva. En la “Presentación” de sus libros, la autora nos cuenta que, en el momento de escribir estos poemas, sus padres habían fallecido recientemente, sus hermanos mayores vivían lejos y ella residía sola en la Ciudad de México siendo aún una estudiante universitaria. La poeta se lamenta por su condición, aunque esa emocionalidad no se refleja en el conjunto de su obra. En Poemas deshabitados, la poeta se nota contenida. La joven autora prefiere no sentir. Intelectualiza, en sus versos, su propia condición humana. Por ejemplo, en el poema “Tristeza”:

Miras otra vez
cómo se desliza
cómo traspasa
para llegar
y extenderse
Siéntela descífrala
para que ya no
te inoportune
para que ya no
trasmine su textura
en tus poros

“Descifrar” es igual a “intelectualizar”. La poeta se habla a sí misma en el poema porque ha preferido desdoblarse: que sienta la otra, no ella misma. Por eso mismo, no es sino hasta que establece un “Monólogo” con su interior que atestiguamos, por fin, sus sentimientos:

Del muro soy una
descarapeladura
[…]
soy la herida en la pared
herida surgí
sin intención alguna

La poeta no es la pared que construyeron sus padres: es sólo una grieta presente en el muro familiar. No es el tabique (material) lo que le da forma a la autora sino la oquedad (no material) lo que permite su existencia. La poeta se siente sola y, al mismo, tiempo vacía. Hay un poemínimo, incluso, que resulta alegoría:

Círculos
serpentinas verdes
no aceptan el vacío en su interior

Tampoco ella lo acepta. Al igual que las tiras de papel coloridas, la autora se vuelca en torno a su vacío. Sabe que existe, pero no se atreve a sentirlo. Por eso mismo, termina por despersonalizarse, por sentirse enajenada, por evitar el contacto con los otros. Así lo atestigua en “Exhorto”:

No entiendo los ojos
ni las bocas
ni las manos cuando me tocan

Por eso usa “entender” y no “sentir”. La poeta contempla el mundo detrás de una barrera transparente que la pone a salvo del mundo exterior (y de los otros) pero que lo deja visible para ella. Así se evidencia en “Los visitantes”:

Mientras miraba el cristal
los descubrí
salían uno tras otro de sí mismos
compitiendo con la lluvia
un día
cuando vuelva a encontrarlos
romperé el cristal y me uniré a ellos

No es sino hasta que llega “Tiempo”, justo al final del poemario, cuando la poeta reconoce, por fin, que se siente vacía, despersonalizada y confundida:

Dime dónde
¿soy ésta?
voy entre las plumas
de lo inmenso
confundida busco
atrás de lo pensable
la nada me habita
me rodea
soy simulacro de lo imposible

En Variaciones para un solo deseo, la poeta sigue atestiguando la soledad, el vacío y la despersonalización que la rodea. Utiliza la flora y la fauna como símiles de su propia condición personal.

Tortuga hueca
serpiente equivocada
en tus escamas
sirena vieja
oculta te transportas
como crisálida en campo
nebuloso
en pordioseras aguas
en turbios rostros
olfateas
una escuálida palabra
una magra oración
sin esqueleto
heraldo para tu mano
que busca en esta página
significado

[...]

Rostro raíz
tus cabellos de pétalo
te sostienen
pez árbol
medusa flor
flama de sol en el agua
rozan tus escamas
el coral policromo
mientras tus pensamientos
reproducen burbujas
que no entiendes
vuelas nadas
te abres te fecundas
quimera hoja bajo la ola
de la noche

El acercamiento a la naturaleza le hace descubrir a la poeta el Tao, el orden natural de la existencia. La poeta, entonces, proclama creer en dios y en la muerte “porque entre ellos yo/ el lazo imperfecto/ el lazo necesario que cierra/ el círculo de la totalidad”. Y, desde esa posición ontológica, se resignifica: ya no hay vacío, ni enajenación, ni soledad. La poeta encuentra su pareja y, en la segunda parte del libro, habla de ella (y de los encuentros amorosos que establece con ella).

La convocatoria del Premio Ariadna de Poesía 2021, en su punto 7, establecía que aquellos interesados en participar debían elegir uno o varios poemas de este libro y escribir una reseña. Yo la hice sin saber que, para la convocatoria 2022, los requisitos cambiarían. Sin embargo, no quise dejar pasar la oportunidad para compartir con ustedes mi gusto y asombro por una poeta mexicana que en su poesía expresa la condición femenina y su erotismo:

Voy entre tus piernas
como el insecto
trovador de ramas
me detengo
succionando savia
me inflo
me elevo
regreso impulsada
sobre tus manos que labran
mis alas

La convocatoria del Premio Ariadna de Poesía 2022 se encuentra abierta y cierra el 28 febrero de 2023. Para más detalles consúltese: https://editorialariadna.com/premio-ariadna-de-poesia-2022/


Saludos.


Publicado también en Viceversa noticias.

domingo, 1 de enero de 2023

Dos conferencias (y una entrevista) del 2022



"Tablada en Japón: un viaje real y otro imaginario". 6to Foro de Investigación de la Escuela de Artes Escénicas de la UAEMex. Historia, las memorias y las historias. Jueves 24 de febrero de 2022.



"Rorikon y pedofilia: el caso de Hirukogami Ken 蛭児神建". Coloquio ANIME subjetividad y construcción del ciudadano contemporáneo. Universidad Nacional Autónoma de México. 18 de octubre de 2022.



"日本の「おたく」Otakus japoneses: 'Manga burikko', Otsuka Eiji y la cultura alrededor del anime-manga". Entrevista con el Dr. Mario Bogarín Quintana, para la Radio del ColMich, transmitida el martes 8 de noviembre a las 18:00 horas por www.radiodelcolmich.com


Saludos.

jueves, 7 de julio de 2022

Viñetas sobre #Toluca de Cristina Rivera Garza



Desde El invencible verano de Liliana (2021), ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 2022:

Cuando arribamos a Toluca habíamos atravesado una buena parte del territorio nacional, del noreste hasta el centro, pero poco nos había preparado para el talante frío y la jerarquía cerrada de una ciudad industrial que se medía a sí misma únicamente en términos de bienes materiales o de ingresos. Nos quejamos de Toluca por años enteros: su clima, su aburrimiento, su estrechez de miras, su mediocridad. Toluca, que quiere decir desafortunadamente. Aunque adorábamos sus nubes y no dejábamos pasar mucho tiempo sin visitar el cráter del volcán, nos resistimos a Toluca día tras día, palmo a palmo. Milimétricamente. Metódicamente. Guerra ejemplar. Era claro que íbamos de paso, sobre todo las dos hijas. A no ser por las clases de natación, poco podía ofrecer a dos chicas que iban a llegar lejos esa ciudad conservadora, en exceso sedentaria, cuya misoginia se dejaba ver en las muy reglamentadas relaciones entre hombres y mujeres. Yo, que tenía diez años en el momento del arribo, escapé tan pronto como pude sin hacer amigos, evitando a toda costa echar raíces; pero Liliana vivió ahí su infancia y su adolescencia. Liliana creció bajo el amparo de ese cielo enojosamente azul.

[...]

Después de tres años en una secundaria en una zona más bien establecida de Toluca, Liliana acababa de entrar a la Preparatoria No. 5 Ángel María Garibay, que se encontraba en una de las orillas de la ciudad sobre terrenos que no hacía tanto se dedicaban a la agricultura y la crianza de animales. Lomas y llanos verdes en el verano seguido del lustre dorado de los campos después de las cosechas. Un ciclo de color. Esa era la escuela pública que le correspondía al nuevo domicilio de la familia, en una zona de reciente urbanización en las afueras de Metepec, un pueblo de tradición alfarera que poco podía hacer contra el asedio creciente de las inmobiliarias. Azuzados por el éxito del Residencial San Carlos, un novedoso concepto que congregaba por igual a políticos, empresarios y narcotraficantes en selectas casonas rodeadas de muros, los agentes de bienes raíces ofrecían terrenos a complejos habitacionales para las nacientes clases medias. Sin otra regulación de por medio más que la especulación y ganancia, Metepec se fue convirtiendo a mediados de los ochenta en esa zona liminal entre el desarrollo agrícola y el despliegue citadino que se notaba claramente en la composición del estudiantado de la Prepa 5: hijos de campesinos y negociantes, muchachos con cierto poder económico, pero sin linaje, o trabajadores de campo, todos asistían por igual a un campus que, con frecuencia, compartía su espacio con vacas y borregos. Liliana estaba entonces por cumplir 15 años.

[...]

La pelea más grande que tuvimos fue acerca del amor. La fecha es incierta, pero el sitio irrumpe con nitidez en la memoria: ahí estamos, Liliana y yo dentro de un auto estacionado frente al Mercado Morelos. Es Toluca otra vez. Toluca, que significa lluvia gris, que significa aves tristísimas, que significa desgraciadamente. Toluca y su maldito cielo azul. Debe ser un día de invierno porque la luz, clara, muy fina, recorta las sombras de los árboles con mucha exactitud sobre las banquetas. Mi madre se ha bajado del coche para comprar algo y yo, que acabo de tener una desavenencia con ella, me remuevo sobre el asiento del copiloto con los puños cerrados. La odio, digo. Entre dientes. La odio. ¿Cómo es que, en mi memoria, Liliana aparece en el piso del auto, junto a los pedales del freno y del acelerador? No lo sé. Lo que sí sé, lo que sí recuerdo claramente, es lo que dice entonces, con mucha calma: es que tú no sabes amar. La frase me toma por sorpresa. He pensado mucho sobre el amor en esos días. Desde que entré a la Universidad, no hago otra cosa más que pensar en la lucha de clases y en el amor. El amor me estorba, me saca de quicio, me sofoca. Cuando las amigas cuentan embelesadas sus historias de amor, yo sólo alcanzo a distinguir sometimiento, falta de libertad, fracasos profesionales. Muchas dicen que quieren viajar, conocer el mundo, hacer cosas importantes, pero acaban enamorándose y, después, embarazándose, y pronto todo queda atrás. Pronto ellas quedan atrás de sí mismas. Alguien debe parar al amor. Alguien debe delatarlo.

[...]

Ángel no entraba a casa porque nadie que no formara parte de la soberana república de cuatro entraba en ella. Era menos una cosa moralista y más la confirmación cotidiana de un hecho: somos cuatro. Seremos cuatro. Pero todos lo veíamos llegar en su bicicleta de carreras o en un viejo auto Renault remodelado que la memoria a veces me lo trae de color rojo y, a veces, de color negro. Y lo veíamos esperar afuera, pacientemente, amorosamente, ya cerca del pequeño jardín de la casa o en el parque que iniciaba al cruzar la calle y que incluía un par de canchas de básquetbol. Nos burlábamos de él con poco recato. Le decíamos: ya llegó tu chofer, cuando se aparecía su coche en nuestra calle. Le decíamos: mándalo por algo de pan, que haga algunos mandados. A Liliana la entretenía y la enojaba nuestra actitud, pero igual no dejaba de sonreír. No sean así, compórtense, por favor, decía sin mucha convicción. Las pocas veces que lo escuché hablar me quedó claro que tenía un problema de dicción porque arrastraba las erres más de lo debido. Eso, o era un idiota. Eso, o traía entre los dientes los frenos con que los dentistas tratan de mejorar la sonrisa. Eso, o era niño mimado. Me pareció un muchacho absolutamente anodino, que era lo que esperaba de todo muchacho de Toluca. Era un güero en una tierra de morenos, lo que le daba una cierta ventaja. Podía parecer un tipo guapo, de apariencia fuerte, con los hombros y los brazos adiestrados en gimnasios. Chamarra de cuero. Camisetas ajustadas al torso. Tenía la pinta de ser un chico malo. Era, en todo caso, un joven que trabajaba ya en la refaccionaria La Lupita, que tenía la familia en el número 2006 de la calle Pino Suárez Sur, en la colonia Juárez. Una avenida populosa. Liliana y Ángel se llevaban sólo dos años de edad, pero vivían en mundos completamente distintos. A Liliana debió interesarle esa cierta aura de autonomía y peligro que despedía a su paso.

[...]

Guapos y arriesgados, Liliana y Ángel pronto se convirtieron en la parejita del momento. Inusuales. La imagen: la chica alta e inteligente tomada de la mano del chico varonil que manejaba ruidosas motocicletas, pasando la tarde en las orillas del campus mientras fumaban cigarrillos y tomaban unos tragos de cerveza. Ella debió haberse sentido especial. El debió haberse sentido realizado. ¿Había, a su alrededor, a nuestro alrededor, el lenguaje que le permitiera identificar y reconocer la cara del peligro? En aquel 14 de febrero de 1987 nadie pensaba, mucho menos expresaba abiertamente, la violencia entre novios adolescentes.


Saludos.

viernes, 1 de julio de 2022

3 poemas femeninos de Efraín Bartolomé


"La niña"

La niña chupó la punta de su dedo meñique:
un brillo de diamante se produjo en la uña.
Se colocó de espaldas al gran sol del poniente.
Alzó su mano izquierda:
extendió el dedo humedecido.
Un rayo de aquel sol atravesó la uña:
el arco iris nació.
La niña fue hasta él.
De sus huellas sobre la hierba
brotaban campánulas azules y moradas.
Subió con ágil paso.
Las aves y el viento guardaron silencio.
La niña se fue haciendo un punto cada vez más brillante
mientras ganaba altura.
De pronto
el arco iris desapareció:
los pájaros celebran con asombro nocturno.
En el cielo
deslumbra
la Luna creciente.



"La otra rosa"

La rosa de cristal
La rosa pétrea
La rosa coloidal
La que crece en la entraña azorada de la mina
La que estalla en la cresta de la peña
La nacarada rosa del molusco que sueña
La rosa bajo el pubis imberbe de la niña que ha llegado al umbral
La crespa rosa negra sobre el pubis de la Hembra total
La rosa
que es la Diosa
sobre la colcha
roja
Y las rosas espléndidas que el violador desgarra con dientes de caimán
Y la rosa violenta de Satán

La rosa de Machado: su corazón que hace nacer la luz como de un manantial
La rosa favorita de Darío que es la rosa sexual
Y la rosa labial
Y la rosa vital
que es la rosa mortal
Y la rosa en el cuerpo del leproso grabada

Y la rosa de sangre sobre la sien de la muchacha asesinada
Y el corazón de Otelo:
la rosa envenenada.



"La vienta"

No es el viento
: es la Vienta
: la yegua enloquecida
: la Vienta loca

La yegua de la noche
La que se apareció en la encrucijada
y se dejó montar

La que me trajo aquí
: hasta el uñal de gato
y me dejó sonriente y trasijado
y me puso a cantar en el atascadero sin pudor ni recato
: igual que los becerros amarrados al tosco bramadero
: igual que los borrachos en la noche desierta

Y aquí recuerdo el galopar violento
: mis muslos presionaban contra la firme carne de seda

Y se lo digo al viento
: yo volvería a entrar por esa puerta.



Efraín Bartolomé, poeta mexicano nacido en Ocosingo, Chiapas, en 1950, es autor de más de una veintena de libros. Estudió Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México y, desde 1975, ejerce la psicoterapia en la práctica privada.


Saludos.

sábado, 22 de enero de 2022

Entrevista a Daniela L. Guzmán



Daniela L. Guzmán nació en Guadalajara, Jalisco, en 1991. Es autora de Noche de pizza con mi villano (2019) y Un tlacuache salvó este libro del fuego (2021) que pueden conseguirse en descarga gratuita. Apasionada lectora de Liu Cixin, nos cuenta un poco, en esta entrevista, sobre las motivaciones detrás de los textos "Prometeo con carita feliz ツ", "El cielo de los entrenadores Pokémon" y "En el principio, los cocodrilos hablaron kenjōgo".

El kenjōgo, para los no-iniciados, es un sistema de expresiones lingüísticas de respeto o humildad propias del idioma japonés que se emplean para marcar la diferencia jerárquica (y la subordinación) en las relaciones sociales en Japón. A la mayor parte de los estudiosos del idioma japonés que vivimos fuera de Japón, este tipo de expresiones nos cuesta trabajo aprenderlas precisamente porque no pertenecemos al contexto socio-cultural en el que se emplean. El kenjōgo, en este sentido, es una replicación lingüística de la jerarquía social del Japón contemporáneo.

El proyecto al que pertenece Daniela (y sus características) puede ser consultado en el siguiente enlace:
https://odoediciones.mx/page.html?id=1finwyo7q1s0s

Y a ella pueden seguirla en Twitter en:
https://twitter.com/tsunderedany

Le referencia a Hegel (y su concepto de voluntad): https://revistas.uma.es/index.php/contrastes/article/view/1325

La referencia a los salarios de las amas de casa japonesas:
https://www.bbc.com/news/business-19674306


Saludos.

viernes, 31 de diciembre de 2021

Los libros que me dejó el 2021



Ejemplares encontrados en el cambalache de libros de la Biblioteca Centenario de la Revolución que llamaron poderosamente mi atención. De Tagore, no tenía nada en físico. Bonita edición de Diario Público. El libro de José Luis Solís Ramírez fue toda una revelación: poemas con consciencia de clase.



De la FILEM, me traje estos: Maralva (2016) del novel poeta Aarón Ramos; Carta deshecha en el mar del remitente (2021) un extraordinario poemario del también mexicano Francisco Trejo; y Biografía de una locomotora (2019) de mi Maestro (y editor) Jorge Manuel Herrera.



Y, finalmente, gracias al trueque y cambalache de libros organizado por la Casa de las Diligencias de la UAEMex, me conseguí (y compré) estos otros. Nosotros también nos acordamos (2015), el primer tuit-libro colectivo publicado por la UAEMex, se puede descargar en pdf dando click aquí. Tengo pendiente la lectura de los libros de Florencia y Ballesteros, a quienes siempre disfruto tanto en persona como en papel.
 
¡Feliz 2022!


Saludos.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Adiós a Ángel Ortuño u.u

 
Homenaje de David Huerta a Ángel Ortuño en la #FILEM2021

La muerte de Ángel Ortuño cayó como una broma pesada la tarde-noche del viernes 24 de septiembre. Un día antes, el poeta radicado en Tlajomulco de Zuñiga (Jalisco) había avisado, vía Facebook, que se sentía mal... que estaba enfermo. Y aún así, algunas horas después, se dio el lujo de ironizar sobre la muerte (que ya esperaba por él). Yo me enteré de su deceso en este post del editor Fernando Angel Lara:


Y, literalmente, no lo podía creer.

Un día antes, habíamos discutido sobre el carácter imaginario de Jesús de Nazaret en un meme que había compartido vía FaceBook: yo le había dicho que no desinformara a sus lectores, y que leyera la entrada de "Jesús histórico" alojada en Wikipedia. Y él, apóstata hasta sus últimos días, me respondió con ese humor sarcástico que le caracterizaba:
"Amigo imaginario" me había dicho ya, en otra ocasión, obviamente de manera indirecta (y airada), cuando le preguntó de repente a sus lectores:
Y es verdad. Ángel y yo nunca fuimos amigos. Es más, nunca nos conocimos en persona. Pero, leyéndolo, aprendí tanto de él, que quise ser su amigo. Tan fervientemente quise convertirme en su amigo que, incluso, le mandé una solicitud en FaceBook. u.u

Duele. Duele que ya no estés con nosotros. Por ti, conocí a otrxs poetas: a Iveth Luna Flores, a Ramiro Lomelí, a Ánuar Zúñiga Naime, a Iván Rojo, a Jesús Alonso Ovejero y tantos otros que compartías desinteresadamente en FaceBook.

Por ti, confirmé que la poesía no tiene que ver del todo con el género lírico: que hay poesía visual, que hay poesía política. Y, por ti, escribí lo que escribí en Pain on the Haze: poemas que no sirven para alagar, ni para complacer, ni para seducir sino para shockear y confrontar al lector. u.u


Te quise mucho y aprendí mucho de ti. Es una lástima que te nos hayas ido. u.u


Saludos.

viernes, 9 de julio de 2021

@ Revista Hispanoamericana de Literatura No. 3



Comparto mi artículo titulado "La paradoja del japonismo mexicano" publicado en la Revista Hispanoamericana de Literatura No. 3, en el cual abordo las vicisitudes de esta corriente literaria poniendo el foco en tres autores mexicanos: José Juan Tablada, Octavio Paz y Aurelio Asiain, los tres (en mi opinión) escritores orientalistas que imaginaron Japón desde sus referencias estadounidenses y europeas.



La idea general del texto era retomar mi crítica a (las traducciones de) Octavio Paz que inició en mi artículo "Haiku: tradición poética de Japón" (2012), luego de releer las propias declaraciones del traductor japonés Hayashiya Eikichi respecto a la sobreinterpretación que realizó el mexicano al transliterar los poemas de Matsuo Bashō publicados en Oku no hosomichi (1694). Sin embargo, al realizar dicha empresa, me topé irremediablemente con las traducciones de José Juan Tablada, la crítica que realiza la japonesa Ota Seiko a sus traducciones, el libro de Julia Kushigian Orientalism in the Hispanic literary tradition (1991) y las Tesis del español Luis Manuel López-Gómez (la más reciente de año 2020). Obviamente, cito los trabajos previos de mi sensei Guillermo Quartucci y mi camarada Mario Bogarín.

El texto surgió como parte de un proyecto de investigación presentado a la Coordinación de la Maestría y Doctorado en Letras de la UNAM, a principios de este año (pero no fue aceptado) y se publica con fin de publicitar mi interés en el tema así como de salvaguardar mis derechos de autor.


Saludos.

lunes, 12 de abril de 2021

Poemas político-electorales (2021)



Rimas a mano alzada.

Y YO AQUÍ, ESCRIBIENDO POEMITAS

Un vato loco, Carlos Mayorga,
candidato a diputado federal
en un distrito de Chihuahua,
inició su campaña electoral
dentro de un féretro,
rodeado de peritos, dolientes,
la carroza fúnebre a un lado,
cerrados sus ojos;
entonces los abrió, se hizo la luz,
hubo exclamaciones de campaña
y habló:
"Ciudad Juárez va a resucitar";
un espíritu recorre México,
es el espíritu del Niño Fidencio.

Ramiro Lomelí


EL SISTEMA

Los funcionarios, no funcionan.
Los políticos hablan, pero no dicen.
Los votantes votan, pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.
Los jueces, condenan a las victimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policias no combaten los crimenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente, está al servicio de las cosas.

 

MANGANITAS

“No habrá gasolinazo, afirma López Obrador”
Eso lleva a pensar ya
-lo digo sin pesimismo
pero con mucho realismo-
que gasolinazo habrá.


Un presidente obcecado
de proletaria manía,
es peor que un chivo asustado
en una cristalería.


En mi bolsillo
un poemario de Iribarren,
frente a mi ventana
un cartel partidista.
Sólo yo sé
que llevo conmigo primaveras
pese a la basura de la acera.


Para los que creen que la política y la literatura no se llevan. ;)


Saludos.

Un poema de "Acapulco" de Cecilia Juárez

 


menarquia da de comer manzanas envenenadas a las niñas / si la ves / cámbiate de banqueta y grita auxilio / menarquia / sola en el campo / alcanzó a oler a espíritu adolescente / cruzó los campos de maíz de cempasúchil / tomó carretera / se disfruta manejar de noche en la autopista / así el calor se evade y con un buen soundtrack el camino se hace corto / atraviesa ixtapan / la menarquia tiene citas repentinas y está acostumbrada / tiene una maleta de mano que lleva en el auto / menarquia / es cosa de todos los días / va por la caseta / elude a una manada de vacas negras / cruza por los campos / iguala puente de ixtla tierra colorada chilpo / aquí matan / le dice un vendedor / menarquia baja el vidrio para aceptar un refresco frío en un semáforo / paga con uno de a 20 mil / revisa su brújula biológica / la brisa sopla / se siente tentada / menarquia / para en revolcadero / lame con los ojos la playa vacía / la arena hierve / un soldado en la torre a lo lejos / un buque atravesando la línea que los marinos del siglo XV dudaron redonda / menarquia vuelve al auto / avanza por la costera / policía turística / gente que se compró casa en el puerto / qué lentos son los buques caracol / la humedad se hace agua y resbala en gotas por el costado de un envase de cerveza / se sienta la menarquia a ver pasar a las vendedoras / huele a espíritu adolescente / veo de lejos que una mano roja me saluda / menarquia desciende con portazo / de cerca tiene ya un no sé qué / un algo
 
–¿No te metes al mar?
–¿Para eso querías venir?



Saludos.

domingo, 21 de marzo de 2021

'Voces de la niña rota'. Diana del Ángel.



Desde Barranca (2018):

I

Ella me aguarda en el rescoldo de las madrugadas. Sé que me mira por una grieta en el muro de su cárcel, donde sus ojos no ven más que un trozo de cielo y la punta de los árboles todavía jóvenes. Sé que llora desesperada mientras se abraza las piernas y aprieta los muslos tratando de cerrar una herida irreparable. Sé que percibe su olor distinto y eso la avergüenza. Sé que tras las manos que la cubren está mi rostro. Sé que su cuerpo es frágil y pequeño; sé que contiene las lágrimas de ambas; sé que lleva mi nombre, pero es el nombre que yo ya no puedo recordar; sé que me grita todos los días desde el fondo de su primera angustia. Sé que quisiera dejar de llorar tanto como yo quisiera dejar de oírla. Sé que la oscuridad del lugar donde vive la carcome; sé que quisiera mirar por mis ojos la vida sencilla que nos fue robada, respirar por mi nariz el aire anterior a esa noche, reír con mi voz por simplezas y sentir por mi cuerpo la cercanía de otra persona. Pero no entiende que el mundo de afuera no es bueno, por eso la he encerrado. Y su llanto no me detiene.
 
II

Ella me despierta por las noches; dice que no sabe cómo contar lo que murió en su carne debajo de aquel hombre. Ha intentado juntar palabras una detrás de otra, como le enseñaron en la escuela, hasta formar una oración; pero a nada llega. De su boca sólo brota una baba de rabia.
 
III

Ella me cuenta que un lado de su cuerpo está pegado a una pared blanca, y sabe que es blanca porque en su mejilla siente el frío. Luego me habla de una carne desconocida que huele a alcohol y una presión que se le queda en la piel grabada. Cierra los ojos y la oscuridad se hace doble: adentro y afuera, después siempre adentro. Ella palpa con una mano el yeso frío y con la otra araña. Afuera no hay voz que la nombre para salvarla. Y piensa que, si Dios ve lo que hacemos, la está mirando ahora, pegada contra el muro, con la cabeza en una esquina debajo de la cama, y también ve esa otra mano que hurga bajo su vestido y acaricia una piel cuya existencia ignoraba. Y para olvidar la presión de esa carne y el tacto de esos dedos piensa en el patito bordado en su vestido nadando en el mar de tela blanca. De pronto siente que ese cuerpo deja de pesarle en el vientre y cree que ha terminado. Pero todo vuelve a empezar de otra forma y siente de nuevo la opresión, más honda, frotándose contra su piel, quedándose en ella punzante como aguja infecta.
 
IV

Sé que andarás a la orilla del arroyo, que mirarás “con cariño las navajas”. Que buscarás sin hallar la puerta para ir de tu vida hacia otra, distinta de la que tienes. Una donde la humillación no sea la regla, donde los golpes y mordiscos no sean lluvia sobre tu cuerpo, donde las pesadillas no se vuelvan reales cada madrugada. Una vida donde puedas andar sin temor a dejar la puerta abierta. Pero nada de eso habrá para ti. Mirarás tu cuerpo como algo ajeno, como una herida abierta, una barranca por la que te despeñas. No conseguirás reconstruir la memoria de las cicatrices que te habitan ni hallar un punto en donde tus recuerdos converjan y todas las piezas de tu vida encajen en ti misma. Nada de eso habrá para ti. Aunque sonrías y en tu piel se borren las manchas, detrás de tu sonrisa estará esa vergüenza y tu cuerpo será siempre el de esa niña, abierto a destiempo.

El primer texto sobre abuso sexual infantil que he leído desde que publiqué Pain in the Haze.


Saludos.

lunes, 8 de marzo de 2021

"Los hombres que odian a las mujeres". Claudia Masin.



Hasta entonces no había conocido a un hombre que odiara a las mujeres.

Sylvia Plath.


A mi padre no le gustaban las mujeres. Las odiaba. Sorprende

ver a cuántos hombres que, como él, las buscan, las persiguen,

las alcanzan, no les gustan realmente las mujeres.

A él, hasta nuestro olor le resultaba tóxico

como el que desprende un carbón

al apagarse, un humo

asfixiante, un veneno, lo decía

a veces, nos trataba

peor que a esclavas. Aunque en un día bueno

nos otorgaba su dispensa, como otorgan su dispensa

los reyes, con un gesto desdeñoso de la mano.

No merecíamos en ese momento

ni siquiera el esfuerzo del insulto, tenía en la cara

su máscara más frecuente, una sonrisa

de burla y de tristeza

por lo inútiles que éramos.

Crecí preguntándome

por qué ató su vida a un objeto

claramente inferior, inventé teorías

para comprenderlo, no quería

devolver odio por odio, injuria por injuria:

era a causa de su madre, sí, eso explicaba todo,

la crueldad de ella, era su infancia, eso

disculpaba su incapacidad para entender

lo diferente, era

su dolor y entonces

no se podía juzgar, no se podía

más que tener miedo por haber nacido

del lado equivocado de las cosas,

el lado en el que todo era desvío

y confusión, lejos, tan lejos

de la claridad de mente de un hombre,

cualquier hombre, de su belleza física,

también lo decía a veces, los hombres

tienen un cuerpo firme, no como esa esponja,

esa ameba que es el cuerpo

de las mujeres. Cuando hoy te amo a vos

estoy haciendo algo que él no entendería

jamás: teniendo el privilegio y el permiso,

el beneplácito del mundo

para elegir lo superior, me quedo

con una mujer como yo, me quedo

en el barro, en el curioso, insignificante reino

de los insectos, pudiendo alzarme al sol,

pudiendo hacer lo que él no hizo: hacer real

su deseo, tangible como una mesa o una piedra.

No estoy vengándome ni hay ningún

mérito en esto, estoy cumpliendo

conmigo y lo que quiero, ya vi,

ya sentí en el propio cuerpo

los efectos de no elegir amar lo que se ama,

no ir hacia ello. La peste

que se desata entonces hace daño

por varias generaciones, se mantiene

como el moho en el tallo de una planta

o la humedad en las paredes, imposible quitarlo

por completo y para siempre. Todavía

hay días en que temo su represalia, en esos días

te abrazo a vos como si fueras a irte de repente,

vos no sabés, no podés saberlo,

que te estoy salvando de él,

que todavía está conmigo, sombra

de mi sombra, oscuridad plena

y tremenda, que estoy

cuidándote de sus palabras, como si pudiera

cuidarme a mí misma de chica, taparme los oídos

y los ojos para no ver más que tu belleza

y la mía cuando estamos juntas, una forma

de la justicia que no hemos buscado,

que nos encontró a nosotras y por eso

no te hablo de él, no te cuento

que está demasiado presente,

mirándome del otro lado de la cerca

de la muerte, no, te hablo más bien de la perra

que teníamos en mi casa de entonces,

castigada hasta el cansancio, el lomo

harto de recibir patadas y sin embargo

insumisa de cachorra y de vieja, cada tanto

mostrándole a mi padre los dientes, no lo atacaba,

ni lo mordía, yo creo

que le hacía saber, a su manera, acerca

de la resistencia que tenemos

las que fuimos alimentadas del desprecio

y lo hemos rechazado con cada fibra

del cuerpo y lo hemos

transformado primero en rabia,

después en un amor

como el que te tengo, inmune

a la enfermedad que en lugar

de contagiarnos nos dio el antídoto,

la fuerza.


Claudia Masin nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Es escritora y psicoanalista. Coordina talleres de escritura y es autora de libros como La plenitud, Abrigo, El verano, La vista, La siesta y Geología, entre otros. En 2018, publicó La desobediencia, su poesía reunida hasta ese momento.


Saludos.