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lunes, 18 de junio de 2018

"Así me chingué la rodilla"



El poema que el consejo editorial de la Revista Marabunta decidió no incluir (es decir, no publicar) en su número especial sobre "Literatura y Fútbol" en ocasión del Mundial de la FIFA Rusia 2018:

"Así me chingué la rodilla"

A mí me gustaba el futból (así, con tilde)
me gustaba más que a mi hermano y a mi tío (aunque ellos eran más buenos jugándolo)

mi tío prefería las caguamas y el pomo de Bacardí tras los partidos
y mi hermano prefería otros juegos (incluyendo, los del Nintendo Entertainment System™)

yo, que había crecido frente a los libros de texto y frente a la televisión, era un poco más bucólico:
amaba correr/ dominando el balón/ bajo el sol del mediodía

mi tío nos llevaba (los domingos) hasta los campos resecos de tierra
donde mi hermano corría por la banda, y tras un par de dribles a los defensas, pateaba el balón a gol

yo pensaba que jugar sobre un campo empastado era cosa de ricos (y de la gente que aparecía en los programas de televisión)
nosotros sólo teníamos terrones de arena: la superficie erosionada del Campo de La Pilita
nunca pude ser un crack, ni un goleador, ni el capitán de mi equipo
era un flacucho defensa que (a veces) metía gol en su propia portería

por eso, cambié el futból (así, con tilde) por andar en bicicleta

pero una tarde funesta (cuando venía de mi novia, y se hacía tarde para llegar al trabajo)
un Chevrolet Cavalier color gris se atravesó frente a mí
y yo no pude frenar (ni el conductor del auto, tampoco)

y me chingué la rodilla (dos ligamentos rotos, observó el Doctor del ISSEMYM)
y dejé de jugar futból (así, con tilde) por profilaxis

por eso, comencé a escribir poemas (malos poemas)
que llenan, ahora, revistas, libros, cajas de distribución y estantes

pero en mi locus interno, el deporte conocido como balompié nunca se fue
por eso, en las noches de asueto, termino jugando FIFA™,
y espero, cada cuatro años, la Copa Mundial de Futból (así, con tilde)
aunque la selección de mi país no clasifique.

Nota autoral:
No pronuncio la palabra inglesa football como “fútbol” o “futbol” porque no soy ni español ni argentino. ¡Muerte a la RAE!

Saludos.

sábado, 29 de agosto de 2015

@ Revista Marabunta Año 2 No. 3


Ilustración de Eduardo Salvatori

El día de hoy, vía Memes Literarios, tuve la grata sorpresa de encontrar que mi artículo títulado "Bullying a Murakami" había sido publicado en la página de la Revista Marabunta.

El texto, tal como explico en la introducción del mismo, nació a partir de que algunos lectores de Haruki Murakami habían pedido mi opinión sobre la obra del escritor japonés.

Mi artículo se enfoca, por supuesto, en explicar por qué Murakami no ha ganado (ni ganará) el Premio Nobel de Literatura. Y explora dos razones:

1) En su calidad de producto comercial de exportación, las obras de Murakami carecen de los elementos históricos-culturales para poderse llamar “obras maestras” (kessaku).

2) Al no poseer un marco de referencia crítico sobre la historia y la cultura de Japón, las obras de Murakami no logran considerarse “literatura nacional” (kokumin bungaku) pues configuran un mundo ficticio alejado de las problemáticas político-sociales del archipiélago.

Hace pocos días, despotriqué contra un par de comentarios en FaceBook en donde los lectores llamaban a Murakami un "gran escritor". Esto fue lo que escribí en aquel momento:



Por supuesto, agradezco a mis profesores de El Colegio de México las amplias recomendaciones literarias que hicieron en su momento. Si bien, no soy especialista en literatura japonesa (ni pretendo serlo), creo que para conocer la verdadera literatura japonesa es mejor conocer a otros autores que no estén tan influenciados por la cultura pop occidental (es decir, estadounidense y europea).


Saludos.

viernes, 4 de abril de 2014

@ Revista Marabunta Año 1 No. 1


http://revistamarabunta.com/2014/03/ser-un-escritor/

El día de hoy, tal como anuncié en mi FaceBook, me di cuenta que mi texto titulado "Cómo ser un escritor mediocre" ya tenía un par de semanas publicado en la Revista Marabunta.

El texto nació a partir de mis constantes interacciones (virtuales) con los administradores de la página de FaceBook "Memes Literarios", en especial, con "Sid" (como Sid Vicious, el vocalista de Sex Pistols) y "Mifune" (como Mifune Toshiro, el actor japonés de "Rashomon" y otras películas de Kurosawa Akira) quienes prodigaban desprecio constante por el escritor de origen brasileño Paulo Coelho, pero, a la vez, se escudaban debajo de un nickname para presentar sus textos en Internet.

En alguno de los constantes debates acaecidos en los post de "Memes Literarios", yo puse el dedo en la llaga:

Hay personas que escribimos de manera fea y mediocre (peor aún que Paulo Coelho) pero, por lo menos, no nos ocultamos debajo de una identidad ficticia y prefabricada para interactuar en una red ya de por sí ficticia y prefabricada.

Al ser un "troll" (más o menos) reconocido por los usuarios de redes sociales, esperaba que los administradores de "Memes Literarios" o sus seguidores me atacaran por lo expuesto en mis comentarios. Para mi sorpresa, varios usuarios estuvieron de acuerdo conmigo, y se inició un debate sobre lo difícil que es para un escritor novato acceder a espacios de expresión y de publicación.

Un tanto pasmado, me di cuenta que los numerosos nickname con los que aparecían los usuarios de "Memes Literarios" no eran parapetos ni caretas que ocultaran discursos mediocres o acartonados, sino identidades propias de mundos ficticios sumamente ricos y complejos, actualmente en construcción, sin el espacio o los recursos suficientes para consolidarse.

También, me di cuenta que el oficio de atraer lectores al texto no es sencillo. Todos podemos escribir en blogs o en redes sociales. Que lo escrito sea llamativo para alguien es lo que marca la diferencia entre lo "común" y lo "especial", entre lo "aburrido" y lo "interesante".

Con todas estas ideas en la cabeza, y frente a la convocatoria del primer número de la Revista Marabunta, quise dedicarles unas palabras a toda la comunidad virtual de "Memes Literarios", hacerlos relexionar sobre su odio patológico a Paulo Coelho, e invitarlos a reconocer nuestra mediocridad textual y personal. Ese fue el origen de mi texto.

Sin embargo, una vez que mi (de)formación académica comenzó a perfilar que el texto seguiría el formato de una lista, decidí que sería más divertido escribir una receta. Karina, mi novia, estuvo de acuerdo conmigo. Y fue así que nacieron los "pasos para convertirte en un escritor mediocre":

1. Lee más de lo que escribes.
Una enseñanza de mi maestro Roberto Fernández Iglesias.

2. Da a leer tus textos a tus amigos.
Una enseñanza de mis amigos y compañeros egresados del Centro de Estudios de Asia y África, de El Colegio de México, y la Facultad de Humanidades de la UAEMex.

3. Da a leer tus textos a otros escritores.
Una enseñanza de los colegas y compañeros reunidos al interior del Centro Toluqueño de Escritores.

4. Matricúlate en talleres literarios, facultades de letras o escuelas de escritores.
Una enseñanza de mi propia trayectoria personal.

5. Trata de imitar a “los grandes”.
Una enseñanza del sistema literario actual.

6. Paga por publicar tus textos.
Una enseñanza del sistema capitalista global contemporáneo.

Esbozados los puntos que yo considero relacionados directamente con la mediocridad textual y personal, me di a la tarea de explicar cada uno de mis puntos de vista (con resultados mediocres) en el texto que se publicó en Marabunta.

Agradezco a los editores de esta nueva revista, y agradezco también por el espacio (y por el proceso de aprendizaje) a los compas de "Memes Literarios".


Un abrazo.