Tal como reporté en mi FaceBook, el día de hoy, me topé con El tesoro de la sombra, un libro de ilustraciones del artista francés François Boucq con textos de Alejandro Jodorowsky.
En los últimos días, actualizando viejos posts en este blog, me di cuenta que, pese a que tengo una amplia cultura visual (no solo por mis bastas lecturas de historieta japonesa sino, también, por mis lecturas de obras de artistas estadounidenses y europeos congregados en la revista Heavy Metal) he escrito poco sobre ello.
Así, debo confesar que la conjunción de arte visual, literatura y pscología que Alejandro Jodorowsky ha logrado alcanzar en varias de sus obras, desde Fábulas Pánicas (publicadas, originalmente, en el periódico Heraldo de México, entre 1967 y 1973) siempre me ha fascinado.
Para varios lectores sin formación en las ciencias humanas y en el psicoanálisis, Alejandro Jodorowsky aparece frente a ellos como "un charlatán". La realidad es que, más allá de tomar los principios del psicoanálisis y plasmarlos en sus obras, Jodorowsky ha creado todo un universo simbólico que llama a tomar consciencia del mundo interior que existe dentro de nosotros.
Sin duda, también, en los textos de Jodorowsky, se evidencia una fuerte influencia de la filosofía Zen, misma que aprendió y vivió al lado de su Maestro japonés Ejo Takata, quien le enseñó a liberarse de "lo intelectual" y profundizar en su espíritu, tal como el mismo Jodorowsky ha relatado.
La literatura siempre ha sido el principal vehículo de transmición de saber, no solo científico, sino también humano. A diferencia de lo que opinaban mis profesores de la Facultad de Humanidades, las historietas, más allá de constituirse como "sub-literatura", son literatura en toda la extensión de la palabra.
Saludos.
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