martes, 2 de julio de 2013

Sergio Ernesto Ríos: "Muerte del dandysmo a quemarropa"



Recientemente, tuve la oportunidad de leer el último libro de Sergio Ernesto Ríos, poeta toluqueño, egresado de la Licenciatura en Letras Latinoamericanas de la UAEMex, y ex-becario del Centro Toluqueño de Escritores, titulado "Muerte del dandysmo a quemarropa".

En una velada celebrada, el viernes pasado, en la casa del escritor y poeta Saúl Ordoñez, Sergio Ernesto presentó un libro de poesía que, definitivamente, desde los tiempos en que publicó Piedrapizarnik (2004), muestra una voz poética más nutrida, apegada a la vida cotidiana, con múltiples fascetas tanto en su métrica como en sus metáforas, en pocas palabras, más humana.

Editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, Muerte del dandysmo a quemarropa es un conjunto de doce poemas, diferentes todos en métrica y estilo, que tal como escribe Sergio Ernesto, son "poemas letales/ poemas en singular/ poemas en una cámara de gas/ poemas en una plancha de juzgado público". No exagero.

El poema que da título al libro es exquisito: refleja un canón poético que supera al creacionismo y se adentra en los vericuetos subjetivos del autor (quien, en su FaceBook, señala que cada uno de estos versos refleja la opinión de las personas respecto a sus poemas).

A continuación, transcribo el poema, publicado anteriormente por la revista Vice, y marco con negritas mis poemínimos favoritos:

1. Usted es un especialista en excursiones al infierno.
2. Lo que lleva escrito equivale a un doble registro de nacimiento y defunción.
3. Cuántas flores retóricas pone sobre su tumba.
4. Se resiste a la luz y la genera, en la dirección de uno de sus más breves y contundentes versos es una “sobre-ausencia”. Un graznido en un guante de seda.
5. Quiere cantar una canción iluminada por el sol, soltar las velas sobre los mástiles en el aire, soltar los tigres y leones en los patios.
6. Se trata de la muerte del dandysmo a quemarropa, avispas con peluca y jirafas tripulantes en paracaídas.
7. La gente prefiere leer su horóscopo en cajas de cerillos.
8. Lo siniestro puede ser condecorado.
9. La poesía es un crimen que no puede realizarse sin cómplice.
10. La poesía es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama.
11. Si exprimiéramos el cerebro de un poeta el líquido obtenido semejaría almíbar al lado de la hiel que segregan algunas tristezas.
12. Cuando comparo mis poemas con los suyos me da la sensación de estar en un triciclo de pedales al lado de la turbina de un avión.
13. Es una catástrofe en ningún lado.
14. El último pensamiento es transformarse en un ruido, en un enorme cuarto oscuro, un cuarto lleno de ruidos.
15. Es la puerta que permanece cerrada.
16. Es un literato natural: tiene la espontaneidad de un esquimal muerto en un iglú.
17. También el uso aristocrático de las palabras puede ser condecorado.
18. El poema es la cabeza de un luchador de sumo que no se decide a bajar la resbaladilla.
19. Los poemas son como diminutas madres-topo desfallecientes dando a luz en una isla que en ese instante declara una ley para exterminar a las madres-topo y sus crías.
20. Se me figura la llamada de un extraterrestre desde una cabina telefónica pidiendo la dirección de una clínica para desintoxicarse, aunque en realidad se trata de una transmisión telepática completamente silenciosa y nadie lo advierte.
21. Pienso en el emperador de “El traje nuevo del emperador” agazapado en la torre de un palacio invisible.
22. No me canso de leer y releer su prosa-en-abismo. Muy debajo de la línea del silencio hay una cosa vecina de los brotes del inconsciente.

Sin duda de los pocos poemarios que no desbordan en sexo, amores platónicos o amores pasionales, Muerte del dandysmo a quemarropa es una lectura sumamente recomendable.


Saludos.

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