Me da mucho gusto saber que en los Estados Unidos de América existen ciudadanos que, al día de hoy, siguen exigiendo una respuesta de su gobierno a la pregunta que evitó responder la cuestionada 11-S Commission:
Si ningún avión se estrelló contra el Edificio 7 del World Trade Center, ¿qué causó su derrumbe?
Durante todos estos años, a aquellos que hemos alzado la voz para cuestionar la verdad de las autoridades estadounidenses respecto a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, se nos ha etiquetado como "locos", "paranóicos", "conspiradores", "anti-sistema", etc. De hecho, la plebe, sumida en su ignorancia, ideó el término "conspiránoicos" para mejor describirnos.
La realidad es que aquellos con mayor nivel educativo, y con experiencia en investigación en temas político-sociales, hemos sido los primeros en no tragarnos las mentiras que escupen, todos los días, los medios de información globales, controlados por los banqueros y los dueños de transnacionales.
Ahora que Edward Snowden, el ex-agente de la CIA que puso al descubierto el programa de espionaje estadounidense masivo conocido como PRISM, ha revelado que tanto George W. Bush como Richard Bruce "Dick" Cheney, Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos de América, respectivamente, sabían que los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 iban a ocurrir desde el mes de abril de ese mismo año, la opinión pública debe presionar a que la Corte Internacional los investigue y los juzgue como criminales de guerra.
Saludos.
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