"Bajo los cables de alta tensión y las centrales nucleares, la pobre vida del hombre." Con esa cita de la sueca Birgitta Trotzig, la poeta mexicana Daniela Camacho (1980, Culiacán, Sinaloa) empieza un poema que más bien, parece diario:
genpatsu-shinsai. hablamos la lengua del desastre: temblor de tierra. fusión nuclear. el enemigo permanece invisible.
alondras particularmente oscuras, casi descompuestas, como nacidas del sueño de un hombre ya contaminado, agitan sus temperamentos sobre la fosa común.
fisión de uranio enriquecido, ¿era necesaria la luz?
cesio, plutonio, yodo radioactivo. ¿eres un héroe? ¿un samurái?
alguien dice:
—al interior de las estrellas, la fusión detiene su colapso gravitatorio. en la corteza terrestre, los hombres moriremos con el cuerpo desorbitado.
escucha, madre, han empezado a mutar las mariposas. se están deformando sus ojos. heredan malformaciones en antenas y patas. sus instrumentos de vuelo son cada día más frágiles.
las reses se alimentan de pasto envenenado. los perros morirán de soledad o de hambre.
hay alguien oscureciendo este peligro.
cuando creímos que el terror debía ser abolido, nos asaltó la duda. ¿y si el miedo fuera un regalo de la lucidez? ¿un líquido fosforescente para regar las azucenas? ¿flecha o alcohol que amotinara a nuestras bestias?
entonces cavaríamos con manos propias para enterrar nuestras córneas. todo con la gravedad de la última nevada.
entonces irrumpir en la zona prohibida por no saber cómo abandonar una osamenta. hay alguien oscureciendo este peligro. nos llevamos a la boca truchas de montaña, berenjenas, becquereles de cesio radioactivo.
a esta hora, madre, los desplazados están sufriendo problemas mentales. y en sus pesadillas:
ningún tren volverá a detenerse en la estación de ōkuma.
Sumamente interesante como la autora, que radicó temporalmente en Japón entre los años 2010 y 2011, plantea la idea del envenenamiento por alimentos radioactivos. Triste que, desde el gobierno del fascista Shinzo Abe, se mienta a la población diciendo que los alimentos provenientes de Fukushima son "seguros".
http://www.japantimes.co.jp/news/2013/10/19/national/abe-tries-to-dispel-rumors-about-fukushima-seafood/
Por supuesto, los alimentos son "seguros" porque no rebasan los límites de radioactividad establecidos por el propio gobierno japonés. Sin embargo, tal como puede apreciarse en la gráfica, Japón tiene límites de toleracia a la radioactividad que rebasan las normas internacionales.
¿Hasta cuándo el pueblo japonés soportará tantas mentiras?
Saludos.