domingo, 3 de junio de 2018

Las mentiras (más evidentes) de Ricardo Anaya



Ricardo Anaya Cortés a.k.a. cAnaya, Canallín, Ricky Riquín Canallín, se ha convertido en uno de los políticos más nefastos que ha dado el sistema político mexicano. "Nefasto", según la RAE, quiere decir "triste, funesto, ominoso", "dicho de una persona: desgraciada o detestable". Así es Ricardo Anaya. Sobre todo, cuando miente.

Pensar distinto no es sinónimo de mentir. Cuando Enrique Peña Nieto inició su campaña presidencial en 2012, se le podía tachar de todo: de mal gobernante, de gastar mucho dinero en publicidad, de no atender las verdaderas necesidades de la gente, pero no de mentir. Por algo, se jactaba de haber firmado sus compromisos bajo Notario Público. (Ya luego supimos que no todos los cumplió, pero esa es otra historia.)



Seis años después, Ricardo Anaya (a pesar de abanderar una campaña basada en el asistencialismo y la inclusión social) no tiene la mínima atención en cuidar sus dichos y sus hechos. Miente descaradamente. No acepta ni rectifica cada una de sus mentiras. Vuelve a mentir, quizá siguiendo el mantra de que "una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad". No pide perdón a sus posibles votantes. Y el resto de los ciudadanos, miramos con pasmo (y terror) la manera tan burda en que un político puede mentir sin sentir el mínimo remordimiento. Sin sentir culpa.



Para la Psicología, la ausencia total de remordimiento o culpa es un síntoma de la personalidad psicópata, en la cual, aparecen otros síntomas que describen muy bien al político mexicano: narcicismo, arrogancia, manipulación, y falta de objetivos realistas. Descripciones similares se han hecho de políticos como Baby Bush o Donald Trump, y ustedes han sido testigos de qué tan bien o qué tan mal han gobernado.



Desde mi punto de vista, que un político mienta tanto en el transcurso de su campaña configura una alerta seria sobre la forma en que se conducirá en caso de llegar al poder. En este caso, al llegar a ser Presidente.



Un político que miente de manera tan descarada puede ser un peligro, incluso, para la Paz Mundial. Sólo hay que recordar a Baby Bush mintiendo sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001, y utilizándolos como pretexto para atacar militarmente a Iraq (cuando, ahora sabemos, quienes los planearon y financiaron fueron los gobiernos de Arabia Saudí e Israel a través de la Mossad).



Peña Nieto se hundió, en 2015, al mentir sobre el incremento en los precios del combustible. Lo cual, hasta el día de hoy, es una de sus mentiras que sigue sin reconocer de manera pública. Eso es lo que más enfurece al grueso de la población: que le mientan y que, a pesar de dejar la mentira al descubierto, los políticos no ofrezcan alguna disculpa.



Pero también, hay otro sector minoritario que disfruta ver a los políticos mentir: raza perversa que cae en goce precisamente porque ellos mismos mienten amplia y regularmente en sus propias vidas; enfermos mentales que se identifican con el mentiroso, y por eso, hasta lo admiran. Los mismos mitómanos que negaban que México estuviera en la pobreza cuando, ahora, ofrecen un ingreso universal para todos los ciudadanos.



Las mentiras de Anaya son tan grandes que incluso opinadores de la Derecha neoliberal, como David Páramo, lo han criticado: "[Ricardo Anaya] es un vendedor de tiempos compartidos o de productos milagro. Es gravísimo lo que está ofreciendo. Es la responsablidad económica hecha funcionario."



Por todo ello, todos los ciudadanos debemos de estar alerta sobre cada una de las propuestas de este mequetrefe, y confrotarlas con información confiable, proveniente de verdaderos especialistas. Porque, a diferencia de lo que Anaya presume, sus propuestas ni son originales ni son nuevas. Tal como queda evidente al ver el siguiente video:



Lo curioso es que, después de escuchar y leer los argumentos a favor y en contra de su principal propuesta de campaña, haya muy pocas personas que se dan cuenta de que la Renta Básica Universal es una mentira más de un hombre que está habituado a mentir, por lo que, menos aún, debería tomarse en serio.



Independientemente del resultado final de la elección, Ricardo Anaya ha demostrado que es una persona en la que no se puede confiar, por lo que es poco probable que cumpla cada una de sus promesas. Por salud mental, todos sus posibles votantes deberían tener presente eso, para que no se lleven una desilusión más.


Saludos.

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