domingo, 21 de diciembre de 2014

#Ayotzinapa, entre el dolor y la esperanza



Más cerca de Tixtla que de Chilpancingo, no solo geográfica sino ideológicamente, la Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" representa la izquierda mexicana combativa (no partidista, no vendida) que busca, quizás utópicamente, la mejora social y económica a través de la educación. Escribo "utópicamente" porque, tal como he experimentado en carne propia, obtener un grado en educación superior no sirve para nada si no existen personas o instituciones interesadas en emplear, en dar trabajo, a los graduados.



Los gobiernos locales, estatales y federales que deberían apoyar a las Normales Rurales gastan enormes partidas presupuestales en otros espacios menos combativos, menos politizados, más alineados con los valores del sistema neoliberal. En dichas instituciones, el modelo de educación socialista se ha sustituido por el modelo tecnificador: más que reflexionar sobre la realidad político-social en la que se vive, se debe producir... producir lo que sea, incluso, si el proceso de producción no resulta rentable... pero producir.



El mismo Gobierno Federal que ha reducido los presupuestos destinados para las Normales Rurales y que ha convertido a varias de ellas en escuelas técnicas (como es el caso de El Mexe, en Hidalgo) es quién, ahora, no puede dar respuesta a los padres de familia de los normalistas desaparecidos, presuntamente, por el crimen organizado. Por ello, se demanda la renuncia, no solo de Enrique Peña Nieto, sino de todos los políticos integrantes del Gobierno Federal.



Algunos analistas han señalado que la demanda de los padres de familia de los estudiantes desaparecidos podría ser la única vía para terminar con el régimen de corrupción e impunidad que ha permitido que en México exista, al día de hoy, un Narco-Estado: un sistema político-electoral coludido con los capos del crimen organizado, en especial, con los productores-traficantes de enervantes ilegales, como el opio, la cocaína, la marihuana y las drogas sintéticas.



Un gobierno que trabaja para el crimen organizado y no para los ciudadanos es un gobierno que debe desaparecer. ¡Justicia para Ayotzinapa!


Saludos.

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