En el periodo inter-semestral pasado volví a impartir el curso "Comunicación" en la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex. De nuevo, un grupo muy nutrido y diverso de alumnos. Y de nuevo, interesantísimos ensayos finales sobre el tema de la comunicación mediática y su influencia sobre las realidades humanas.
Uno de los temas recurrentes que abordan mis alumnas en estos ensayos finales es el de la configuración de representaciones de género a través de los
mass media, en especial, la estandarización de las imágenes corporales, los gustos estéticos y los conceptos de belleza.
En esta ocasión, mis alumnas no sólo abordaron las representaciones de género que asocian la delgadez con la feminidad o la belleza, como el año pasado, sino también, las representaciones de género basadas en el mito de "la princesa": la mujer sumisa que espera con ansias el encuentro con su "príncipe azul".
Uno de estos trabajos analizaba desde un punto de vista semiótico las diferentes "princesas" de Disney, ahondando en sus mitos fundadores, la leyenda literaria que las sustenta, las características físicas y corporales de todas ellas, y la relación con sus respectivos "príncipes azules".
Una de las gratas sorpresas que arrojó dicho trabajo fue exponer de manera clara, gracias a los datos contenidos en la Wikipedia, la diferencia tremenda de edad entre "princesas" y "príncipes" de Disney, en donde, en todos los casos, el varón es mayor.
Las ideas de este trabajo rondaron en mi cabeza durante todo este tiempo, hasta un par de días atrás, cuando me pregunté si no habría una correlación entre la actitud infantil que asumen las mujeres anoréxicas y bulímicas al considerarse a sí mismas como "princesas" y el abuso sexual infantil que causa desajustes emocionales de este tipo.
Una rápida búsqueda en Google arrojó la confirmación de carácter científico que buscaba (la selección del texto y las negritas son mias):
La relación entre el SAASI (Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual infantil) y las patologías alimentarias.
Analía Lozada.
Doctora en Psicología.
El objetivo del presente trabajo busca realizar una divulgación en el área de la relación entre el Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil y las patologías alimentarias. Posibilitando desarrollos de líneas de acción tendientes a la prevención, detección precoz y abordaje temprano.
Aquellos sujetos que han atravesado las diferentes etapas del Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil y se han fijado en el estadio de la retractación desarrollan a posteriori patologías alimentarias tales como anorexia y bulimia, correspondiendo al tercio de los consultantes en la demanda actual de asistencia por padecimiento de patologías alimentarias.
El Abuso Sexual Infantil (ASI) es una modalidad de maltrato por acción sobre un menor, siendo un problema frecuente en diferentes culturas y sociedades.
Se define al Abuso Sexual Infantil como cualquier clase de contacto sexual con una persona menor de 18 años por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad sobre ella. Corresponde a la utilización de un niño, niña o adolescente, en una actividad de carácter sexual sin el consentimiento de la víctima, ya sea por el uso de la fuerza, amenazas, engaños o sencillamente por no comprender plenamente el acto al cual ha sido sometido debido a su inmadurez psicofísica o nivel de comprensión. El ASI no es sinónimo de violación, la cual es un acto de acceso carnal dado a través de la fuerza e intimidación de la victima. En el Abuso Sexual Infantil raramente se utiliza la fuerza física para lograr el contacto con el niño, que a su vez no ocurre en forma aislada o accidental.
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Este abuso muchas veces no sale a la luz, debido al sometimiento del niño y a que no deja lesiones, o a que cuando acude al médico éstas han curado, o a que son de difícil diagnóstico.
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La victima del abuso sexual siente una perdida del propio cuerpo. Algo similar a lo que le acontece en su vivencia de la patología alimentaria. No tolera ese cuerpo. Lo ve gordo. Le molesta. La dismorfofobia irrumpe con total voracidad.
Hablamos y comemos por el mismo agujero: la boca. Esa boca que ya habló, no fue oída y debió callarse, y marco la instalación del SAASI. Expresa sus deseos de tenerla cerrada: no comer, no contar. O abarrotarla de comida, después expulsarla y decir, pero también retractarse es decir no decir nada. Palabras y comida como dos versiones de nutrientes. La presencia de SAASI indica la presencia de Daño Psíquico.
Las victimas de ASI instaladas en el SAASI y luego padecientes de patología alimentaria se vuelven frágiles, dependientes y sujetas a deseos de otro. Pierden iniciativas personales. Viven, o mejor dicho sobreviven. Son privadas de su capacidad de discernir, y por ende también de disentir. En mensajes como "esto lo hago por tu propio bien", "todos los padres hacen esto con sus hijos", "vos me provocaste".
La vergüenza vivenciada después del ASI pareciera ser ahora la que refieren a su cuerpo, criticándolo, despreciándolo con un fuerte deseo de desaparecer, de prescindir de el.
Los fuertes sentimientos de incongruencia padecidos en el ASI, se manifiestan ahora en torno a la comida y a su cuerpo. Los impedimentos anteriores para discernir con claridad y comprender lo que estaba viviendo, emergen ahora donde no puede discernir, decodificar, comprender a este cuerpo, y las necesidades de este.
Las patologías alimentarias pueden ocultar un SAASI, un ASI no olvidado, pero si tapado por la vergüenza y la culpa, sin animarse a volver a hablar. En la presencia de la patología alimentaria hay un ayer que se hace hoy. Había una niña impotente que se consideraba culpable. Ahora, allí hay culpa por lo que se come, por lo que se engorda, por lo que no se adelgaza, o aquello que no logra sacarse. Kilos? Abusos? de su cuerpo. Vuelve todo el pasado, desplazado. Rechazo y asco hacia el propio cuerpo en el ASI, que ahora vuelven hacia el propio cuerpo, justificando ese odio al propio cuerpo en la comida. La dismorfofobia refiere a otra deformación, la identificación con el abusador. Hallamos como terapeutas un pasado presentificado. Lo que está en juego es la desaparición. En la anorexia logra un cuerpo no deseado: cadavérico. También en la bulimia y en los trastornos por atracón: deformo el cuerpo.
En los pasos de un ciclo vital hacia otro, en especial en la adolescencia incluyendo allí al despertar sexual, se evidencian los primeros síntomas de la patología alimentaria. Parece que no se aceptaran los cambios corporales, no se toleran formas y signos de femineidad.
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Los trastornos de la alimentación representan una especie de escudo. Un intento fallido de protección contra el ASI. Hay un cuerpo escudo adelgazado o engordado, es una frontera contra esas violaciones a la intimidad. Hablan de la Patología Alimentaria, hablan con su cuerpo. Antes hablaron del ASI y nadie les creyó, nadie los escuchó. El ASI se reactualiza en cuerpo y comida. Todo parece repetirse, la cotidianeidad del ASI y lo cotidiano donde debería incluirse la comida. El ocultamiento del ASI, el secreto en el ASI y más aún el SAASI y el ocultamiento de la comida, comer a escondidas, ocultar el cuerpo. Se actualizan las agresiones, ahora con vómitos autoprovocados, ayunos, cortes, golpes y pellizcos. "Vomité hasta quedar vacía, pero hay algo que quedaba, no sabia qué era", "la panza siempre me molestó … no quería parecer embarazada ( 11 años)", "yo pensaba que si dejaba de comer no me iba a pasar nada, empecé comiendo nada, es que yo quería no sentir nada".
Hemos escuchado una relación mas directa aún ¿Qué desplazamiento hacia el cuerpo-comida podemos pensar cuando el cuerpo-comida ocupa la escena del ASI? "Mis abuelos, los dos, el padre de mi mamá y el padre de mi papa, los dos abusaban de mí… Mi abuelo era panadero. Mientras me enseñaba a amasar abusaba de mi…Y la nutricionista quiere que yo coma pan …." "Era un amigo de la familia, venía a casa todas las semanas y cuando estábamos sentados en la mesa mi mamá, mi papá, mi hermano, el amigo de mi papá y yo él me tocaba por debajo de la mesa mientras que comíamos ¿Nadie veía nada?..." "Mi tío abusaba de mi en la mesada o en la mesa de la cocina, con la comida en la mesa" "Mi mama me llevaba a la casa de su amiga. El padre de la amiga de mi mama fabricaba pochochos. Este hombre, sus nietos y yo íbamos al sótano donde hacia los pochochos. Ahí nos tocaba. Volvíamos sin los pochochos y mi mamá no se daba cuenta de nada. Yo no quería volver a esa casa… Lo que me pasa a mí es que no puedo parar de comer dulces, cualquier cosa dulce, lo salado no es problema nunca tuve atracones con lo salado".
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La paciente víctima de abuso sexual padece de rechazo por cuerpo, culpa, sentimientos de asco, vergüenza. Signos que luego pone sobre la patología alimentaria: rechazo por su cuerpo, culpa por la ingesta, sentimientos de asco y vergüenza corporal. Aislamiento y depresión prolongan la develación del ASI hasta el inicio del tratamiento.
En el tratamiento deben lograr adueñarse de su vida: ni el abusador ni la obsesión por los kilos y la comida. Se debe obtener un empoderamiento del propio cuerpo, uno que nunca debió perderse. Es una búsqueda de adueñarse de su propia vida, de vivir plenamente.
De esta manera, la Doctora Analía Lozada senta un precedente científico para comenzar a tratar a las adolecentes que padecen anorexia o bulimia y que no quieren aceptar el hecho de que los tocamientos impropios, los juegos eróticos y las caricias lascivas que recibían por parte de los adultos que las rodeaban cuando eran niñas impactaron profundamente tanto en su personalidad como en su auto-imagen, y de allí, la ansiedad y sus problemas alimenticios.
Saludos.