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jueves, 21 de julio de 2016

El fracaso cubano visto por Michel Houellebecq



Desde su novela Plataforma (2001):

En aquel país nadie conseguía vivir de su salario. Nada funcionaba bien: faltaba gasolina, piezas de maquinaria. De ahí el lado de utopía agraria que se veía en los campos: los campesinos araban con bueyes, que iban en carreta... Pero no se trataba ni de una utopía ni de una reconstrucción ecológica: era la realidad de un país que ya no conseguía mantenerse en la era industrial. Cuba lograba seguir exportando algunos productos agrícolas, como el café, el cacao y la caña de azúcar; pero la producción industrial había caído casi hasta el nivel cero. Costaba encontrar hasta los artículos de consumo más elementales, como el jabón, el papel o los bolígrafos. Las únicas tiendas bien surtidas eran las de productos importados, donde había que pagar en dólares.

[...]

-Hemos fracasado... -dijo [un cubano] con voz sorda-. Y nos hemos merecido el fracaso. Teníamos dirigentes de gran valor, hombres excepcionales, idealistas, que ponían el bien de la patria por encima del suyo propio. Recuerdo al comandante Che Guevara el día que vino a inaugurar la fábrica de tratamiento de cacao en nuestra ciudad; todavía veo su cara valiente y honesta. Nadie ha podido decir nunca que el comandante se hubiera enriquecido, que hubiera intentado conseguir privilegios para él ni para su familia. Tampoco fue éste el caso de Camilo Cienfuegos, ni de ninguno de nuestros dirigentes revolucionarios, ni siquiera Fidel; a Fidel le gusta el poder, es cierto, quiere controlarlo todo; pero es desinteresado, no tiene grandes propiedades ni cuentas en Suiza. Así que allí estaba el Che, inauguró la fábrica, pronunció un discurso exhortando al pueblo cubano a ganar la batalla pacífica de la producción tras la lucha armada del combate por la independencia; era poco antes de que se marchara al Congo. Podíamos ganar esa batalla perfectamente. Esta región es muy fértil, la tierra es rica y húmeda, todo crece a voluntad: café, cacao, caña de azúcar, toda clase de frutos exóticos. El subsuelo está saturado de mineral de níquel. Teníamos una fábrica ultramoderna, construida con ayuda de los rusos. Al cabo de seis meses, la producción había caído hasta la mitad de su nivel normal: todos los obreros robaban chocolate, en bruto o en tabletas, se lo repartían a su familia o se lo revendían a los extranjeros. Y lo mismo ocurrió en todas las fábricas, a escala nacional. Cuando no encontraban nada que robar, los obreros trabajaban mal, eran perezosos, siempre estaban enfermos, se ausentaban sin el menor motivo. Me pasé años intentando hablar con ellos, convencerlos de que hicieran un pequeño esfuerzo por el interés de su país, y el único resultado fue la decepción y el fracaso.


Saludos.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Para mi madre, en el día de su cumpleños ^-^



Madre (original de Silvio Rodriguez)

Madre, en tu día, no dejamos de mandarte nuestro amor.

Madre, en tu día, con las vidas construimos tu canción,
con las vidas construimos tu canción.

Madre que tu nostalgia se vuelva el odio más feroz.
Madre necesitamos de tu arroz.

Madre ya no estés triste la primavera volverá.
Madre, con la palabra libertad.

Madre los que no estemos para cantarte esta canción,
madre, recuerda que fue por tu amor.

Madre, en tu día, -madre patria y madre revolución-
madre, en tu día, tus muchachos barren minas de Hai Phong,
tus muchachos barren minas de Hai Phong.

Hai Phong es una ciudad portuaria de Vietnam que fue bombardeada terriblemente por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam. Silvio Rodríguez comenta acerca de la anécdota que inspiró esta canción:
En el año 72 o 73, no recuerdo, un domingo que era el día de las madres en Cuba -el segundo domingo de Mayo- yo, como buen hijo que soy, iba a casa de mi mamá, Argelia, a almorzar y a pasarme el día con ella. Pero se me ocurrió pasar antes a la oficina de Prensa Latina. Allí un amigo me enseñó los cables que acababan de llegar del mundo y en éstos decía que el imperialismo, en un esfuerzo desesperado por detener el aprovisionamiento de la República Democrática de Vietnam, había puesto minas en las desembocaduras de los ríos y de los puertos, y que en las primeras 48 horas habían caído casi 200 muchachos de la brigada de la juventud trabajadora Ho Chi Minh, jóvenes entre 13 y veintitantos años. Como era el día de las madres y yo estaba tan seguro y tan tranquilo allá en Cuba, y ellos estaban metidos en el agua, a veces estallando con las minas, pues me regresé a mi casa y les hice esta canción que se llama Madre.

Para mi madre, con mucho cariño en su día. ^-^


Saludos.