miércoles, 11 de diciembre de 2013
@ Índice de autores de "La Colmena"
http://www.uaemex.mx/plin/colmena/indice_general/Indice_La_Colmena_nums_1_79.pdf
Desde que era estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEMex, uno de mis sueños era poder publicar mis textos literarios en la revista La Colmena. Después de participar como ponente en diversos coloquios, congresos, foros y conferencias, dos de mis profesores (el Dr. Luis Quintana Tejera, y la Maestra América Luna Martínez), me alentaron a "mandar mis textos" a la revista de la universidad. Siempre me resistí. No solo consideraba que mis escritos eran faltos de calidad, sino incluso, me daba pena forzar a las personas que laboraban en dicha revista a que me leyeran.
Tal como anoté en la "Introducción" de mi trabajo de titulación de la Licenciatura en Letras Latinoamericanas, el ya célebre Ensayo sobre pedofilia, a lo largo de 1999 y 2000, me desempeñé como colaborador editorial del periódico "Cambio de Toluca", ahora "Alfa Diario", bajo la tutela de mi amigo Miguel Ángel Alvarado. En aquel tiempo, escribía una pequeña columna de opinión titulada "Diálogos con la U..." en la que trataba temas diversos más allá de las problemáticas que acontecían en nuestra universidad.
Mi trabajo publicado en "Cambio" me hizo exentar la materia de "Periodismo cultural" que con tanto gusto nos impartió la Maestra América Luna, pero, por el contrario, me distanció ideológicamente de mi profesor: el Dr. Quintana. Recuerdo que alguna vez me dijo, con el periódico "Cambio" en la mano, "usted es un escritor, Christián (siempre acentuando la 'a', debido a su acento uruguayo), no un periodista..., y mucho menos un político".
Rebelde, necio y soberbio, como era al experimentar mi tránsito adolescente, no hize caso a las palabras de uno de los profesores que más me marcó en aquella Facultad de Humanidades, y me polaricé, todavía más, hacia la izquierda (ideológica, más que política). Cuando me di cuenta del doble discurso que los gringos estaban comenzando a estructurar alrededor de la "pornografía infantil" y de la "pedofilia", decidí tomar como tema de investigación tal controversia. El resto de mi historia personal, y los avatares que nos llevaron a mí y al Dr. Quintana a revisar desde otra óptica la obra de Gabriel García Márquez, la cuento en diversas partes de mi Ensayo sobre pedofilia.
Cuando, en el 2010, regresé a la UAEMex para incorporarme como profesor de "Comunicación" en la Facultad de Ciencias de la Conducta, un par de compañeros maestros me alentaron a "volver a publicar" en la UAEMex. Como he escrito, fue una sorpresa encontrar "El viaje del eros al logos" publicado en la página virtual de La Colmena, justo cuando yo estaba en Japón investigando sobre el rorikon. Pero, hasta ese momento, no tenía necesidad de publicar en una revista literaria.
Después de que el Director de la Fa.Ci.Co. decidió retirarme de la plantilla de profesores, y frente a la indiferencia (¿impotencia?) de autoridades civiles, laborales y universitarias frente a mi caso, decidí protestar por escrito, no por el hecho de "perder mis clases", sino por el hecho de vivir en una sociedad (universitaria) tan enferma, llena de "colegas" vanidosos, pedantes y prepotentes, alineados (sino es que afiliados) con el poder. Así fue como escribí y publiqué "Rito de paso" (mi rito) y "Hija Televisa" (la hija que nunca tendré).
Decidí protestar mediante la lírica, y no mediante la prosa, debido a lo que descubrí en un par de lecturas que tuve en la Fa.Ci.Co. sobre "poesía y psicoanálisis", y al consecuente debate con mis amigas Laura García Nava y Karina Hernández Martínez, las dos "psicólogas" a las que he hecho referencia en este blog y en los "Agradecimientos" de mi Tesis de Maestría en Psicología.
El ego (¡maldito ego!) me llevó a aceptar la invitación del Maestro Juan Carlos Carmona Sandoval para retomar mi proceso como autor en el sistema editorial de la UAEMex, y fue, a raíz de ello, que redacté los pomposos "Haiku: tradición poética de Japón", "El haiku en el zen japonés" y "Animación japonesa y shintō".
Si, actualmente, tuviera las horas-clase necesarias para seguir participando en el PROED, estaría felíz: ya tendría tres publicaciones en una revista indexada (y con ello, los puntitos necesarios para seguir recibiendo dinero del Gobierno Federal). Todo ocurre por una razón, y quizá, de volver a obtener el PROED, seguiría acumulando mal karma, al recibir ese dinero sucio, ahora, más sucio que nunca.
Aprendí a agradecer. No tengo trabajo fijo, ni definitividad, ni la garantía de que la cúpula de la UAEMex respete mi ideología y mi posición política. (No hay nada "humano" en dejar impune la trasgresión de los derechos laborales de los trabajadores de una universidad que se jacta de fomentar el humanismo.) Me alejo de la FaciCo, pero me llevo las enseñanzas de todos mis profesores; de los académicos con los que me crucé, debatí y polemicé; y de los priístas que creen que "me castigan" al ejercer su violencia patética.
Gracias a todos. Y que la vida les multiplique lo que dan.
Saludos.
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