Desde el punto de vista de la psicogenealogía:
1.-No caeré en la trampa narcisista de poner a mi hijo varón mi propio nombre.
2.-No caeré en la trampa incestuosa de poner a mi hija el nombre de mi madre o de mi hermana.
3.-Aceptaré su sexo sea cual sea y así se lo transmitiré.
4.-Besaré, acariciaré y abrazaré a mis hijos.
5.-Dejaré que mi hija viva y elabore su relación edípica conmigo, porque sé que si se siente mujer aceptada por el amor del padre (sin deseo), de adulta va a establecer relaciones de pareja más sanas. De lo contrario, pasará la vida buscando padres o se quedará “desparejada” unida simbólicamente a esta relación incestuosa infantil.
6.- Competiré con mi hijo varón, dejándole ganar a veces. Orinaremos juntos sobre un muro. Nos revolcaremos en la hierba y dejaré que a veces quede su cuerpo sobre el mío.
7.-Estaré presente y participaré de forma activa en la crianza y en la educación de mis hijos, desarrollando la asertividad y eliminado toda sombra de agresividad en el trato con ellos. Seré maestro del ejemplo, más que del discurso.
8.-Tomaré de mi padre todos los tesoros que me entregó para entregarlos multiplicados a mis hijos y les daré a ellos todo lo que mi padre no me dio.
9.-Durante el embarazo, le hablaré y lo acariciare a través de la fina piel del vientre de su madre.
10.-Durante el parto, estaré presente y ayudaré a cortar el cordón umbilical, aunque la madre sea efectivamente la que lo seccione.
Publicado, también, en mi FaceBook.
Saludos.
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