domingo, 31 de marzo de 2013

Evacuate Fukushima 福島の子供を守れ



Recientemente, gracias a FaceBook, he podido conocer los riesgos que corren cientos de miles de japoneses que aún residen cerca de la zona del desastre nuclear de Fukushima, y que aún no han sido puesto a salvo por el gobierno de Abe Shinzo ni indemnizados adecuadamente por TEPCO.



Organizaciones civiles como The Fukushima Collective Evacuation Trial (ふくしま集団疎開裁判の会), 子供たちを放射能から守る福島ネットワーク Fukushima Network for Saving Children from Radiation, Metropolitan Coalition Against Nukes, Fukushima 311 Watchdogs o Evacuate Fukushima 福島の子供を守れ publican frecuentemente información sobre el peligro nuclear que significa Fukushima, no solo para Japón sino para el resto del mundo.



Uno de los aspectos que, en lo personal, me ha sorprendido son los testimonios de los habitantes de Fukushima que señalan una falta total de información gubernamental respecto a los efectos que la radiación, aún existente en la zona, pueden causar, a corto y a largo plazo, en la salud.



A nivel internacional, el envenenamiento por radiación es medido a través de los millisievert (1 mSv) y los microsievert (1 μSv), estableciendo diferentes rangos que indican los niveles de radiación que puede tolerar o no el ser humano.



Esto es sumamente importante porque, en las áreas "descontaminadas" de Fukushima (supuestamente "seguras", según las autoridades japonesas), se han obtenido lecturas que van desde los 0.61 microsievert (como en la entrada de la escuela localizada en Kawauchi-mura, Iwaki City) hasta los 3.12 microsievert (como en el establo de la fotografía localizado en Iitate-mura):



Frente a esto, la población civil organizada ha realizado marchas y manifestaciones políticas, sobre todo en la ciudad de Tokyo, demandando a las autoridades el fin de la política energética que privilegia la producción nuclear, la evacuación de todos los damnificados de Fukushima, y la protección de la salud de los más débiles, en especial, ancianos y niños.



En lo personal, me he unido a esta causa, un tanto pasmado, al ver la poca solidaridad de la mayor parte de las instituciones mexicanas que se dedican a promover tanto el idioma como la cultura japonesa en territorio nacional. Con la honrosa excepción, por supuesto, de El Colegio de México, cuyos profesores, desde el año pasado, han organizado simposios, conferencias y mesas redondas, no solo sobre el terremoto-tsunami-desastre nuclear de Fukushima sino sobre el futuro de la energía nuclear en Japón.


Saludos.

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