Desde Reporte Indigo:
Ante tanto revés y critica, el presidente Felipe Calderón se siente solo, incomprendido, sin el viento a su favor. Y ante la inminente sucesión del 2012, las tentaciones del poder crecen.
Felipe Calderón está obsesionado con su cruzada por impedir que el PRI vuelva a la Presidencia. No quiere pasar a la historia como el Mandatario que devolvió las llaves de Los Pinos al tricolor.
Decepcionado porque siente que pocos entienden su estilo personal de gobernar, porque el sistema no responde a sus deseos y los sondeos revelan que son más los que prefieren que vuelva el PRI, o incluso que gane el PRD, a que se quede el PAN.
Frustrado porque siente que lo que considera su lucha contra la impunidad se topa con un Poder Judicial corrupto y un Poder Legislativo que no escucha sus llamados reformistas. Se siente maniatado, secuestrado.
Y a un año de las elecciones de 2012, el coctel de obsesión, decepción y frustración en la casa presidencial puede producir una borrachera de poder con impredecibles consecuencias.
[...]
Tres hechos dan testimonio puntual del ánimo en el que está el presidente Calderón a tres semanas de las cruciales elecciones de Edomex y a un año de definir en las urnas a su sucesor.
Y en el discurso de graduación que pronunció en Stanford, su obsesión ante el posible retorno del PRI lo hizo perder pisada. Aprovechó un discurso que debía ser aspiracional, esperanzador e incluso soñador, para lanzar una arenga contra el PRI.
Y lo que Calderón tanto censura en sus discursos, eso de no hablar mal de México en el extranjero, se volteó en su contra. Y aunque no pronunció sus siglas, fustigó la negra historia del PRI.
¿Cuál era el sentido de hablar de ese México ante un auditorio extranjero, que poco o nada entiende de nuestro país?
Fue claro que su obsesión pudo más que el más puro deseo de inspirar a los recién egresados. Y es que su obsesión tiene plena justificación debido a que una encuesta de GEA revela que el PRI está muy por arriba del PAN
[...]
De acuerdo a esa encuesta, en diciembre de 2006, 52 de cada 100 mexicanos aprobaban su gestión. Hoy, la desaprobación llega a 54 de cada 100.
Y la imagen de su equipo va de mal en peor. En marzo de 2007, 53 de cada 100 mexicanos aprobaban la labor del equipo calderonista. Hoy, 64 de cada 100 la reprueban.
Sin embargo, dos comparativos de la encuesta GEA-ISA deben preocupar y decepcionar al actual inquilino de Los Pinos.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario