miércoles, 4 de septiembre de 2024
Se acabaron los abrazos: la 4T vs. narcopolicías
El Gobierno Federal ve por fin el elefante en el cuarto, ese mismo animal que López Obrador ignoró a lo largo de todo el sexenio, otorgándole poder e impunidad para seguir causando dolor y sufrimiento a las víctimas y a sus familias. Es un secreto a voces que todas y cada una de las corporaciones policiacas en la República mexicana reportan al (si no es que se encuentran coludidas con el) crimen organizado. Algunos, incluso, cobrando en narconóminas, pagadas con dinero sucio, dinero manchado con sangre. No es sino hasta ahora, después de que han pasado las elecciones federales en las que Morena y sus aliados arrazaron, que a estos policías se les está poniendo un alto. (¿Negociación política entre Omar García Harfuch, Claudia Sheibaum y López Obrador?)
Y todo esto gracias a la "inteligencia". Inteligencia, sí; pero para generar evidencias suficientes que mantengan a estos corruptos en la cárcel el mayor tiempo posible. Inteligencia, sí; pero la suficiente para armar carpetas de investigación que no puedan ser desechadas por jueces corruptos. "Se tardaron", acepta Ciro Gómez Leyva. Y plantea la pregunta necesaria: ¿ahora a quién se pondrá al frente de la seguridad local en dichos municipios si los mismos son botín de los criminales?
La movida me recuerda al inicio de la supuesta "Guerra contra las drogas" de Felipe Calderón cuando se detuvieron a 11 presidentes municipales, 16 altos funcionarios y un juez del estado de Michoacán por elementos de la Policía Federal Preventiva y del Ejército Mexicano el 26 de mayo de 2009. A dicho operativo se le conoció como el "Michoacanazo".
A estos alcaldes y funcionarios se les vinculaba supuestamente con "La Familia Michoacana". ¿Su detención sirvió para detener las operaciones de este grupo delicuencial? No. Por el contrario, frente a la presencia de la policía federal y el ejército, pequeñas células de este grupo saltaron a municipios limítrofes de Guanajuato, Guerrero y el Estado de México.
Tal como el documental "Tierra de cárteles" (2015) nos mostró, la protección a las células del crimen organizado se da por parte de los propios habitantes de las localidades, si no es que los propios habitantes forman parte de dichos grupos delincuenciales. Ese es "el pueblo bueno" al que se refería López Obrador en sus discursos pero que, al parecer, ya no va a ser tolerado por la administración de Claudia Sheinbaum.
¿Faramalla o verdad? Eso lo veremos. No debemos olvidar que García Harfuch ha sido señalado en el pasado por realizar montajes en contra del crimen organizado. Si bien él mismo fue víctima de un atentado del Cartel Jalisco Nueva Generación, aún existe varias dudas sobre su trabajo.
Entre los policías corruptos, los jueces que sueltan criminales y las autoridades que simulan hacer su trabajo, el estado de impunidad sigue creciendo en México. Veremos si en los próximos 6 años cambia algo en el país. Veremos si, de veras, la 4ta transformación logra el cambio tan anhelado en México.
Saludos.
Etiquetas:
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Omar García Harfuch,
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