A los priístas que celebran públicamente el "triunfo" de Eruviel Ávila Villegas no parece importarles que esta elección sea tachada, incluso de manera internacional, como una de las que menos han respetado las reglas electorales, en especial, respecto al financiamiento y a los topes de campaña:
The newspaper Reforma reported last month that Eruviel Avila's campaign spent nearly 4.4 million pesos a day ($376,000) to Calderon's 3.4 million ($290,000) to win the presidency. The campaign didn't respond to questions about spending from the AP.
El periodico Reforma reportó el mes pasado que en la campaña de Eruviel Ávila se gastó casi 4.4 millones de pesos al día (376,000 dólares) en comparación con los 3.4 millones que gastó Calderón (290,000 dólares) cuando ganó la presidencia. El equipo de campaña [de Eruviel] no contestó a las preguntas sobre el gasto de campaña que le hizo la AP [Associated Press].
Si ese dinero saliera de los bolsillos de los políticos y sus amigos, no habría ningún problema, pero, lamentablemente, mucho del dinero que Eruviel Ávila gastó en su campaña pertenecía al presupuesto de instituciones públicas dependientes del Gobierno del Estado de México como la UAEMex, el ISSEMYM, el Sistema Estatal DIF, etc. Es decir, Eruviel ganó gastando dinero que era de todos nosotros.
En cualquier país civilizado y moderno, este tipo de delitos electorales le hubieran costado ya a Eruviel Ávila la cancelación de su registro como candidato, y por supuesto, la anulación de su constancia de mayoría. Pero vivimos en México, tierra donde la ley se tuerce en un sentido o en el otro de acuerdo a los intereses de los poderosos.
El Instituto Electoral del Estado de México, integrado por amigos, recomendados y personas cercanas a Enrique Peña Nieto, ha quedado en evidencia como el peor órgano electoral que se recuerde, así lo escribe Denise Maerker:
Nada hizo el IEEM cuando quedó constancia en video de que un funcionario del gobierno de Peña Nieto, Bernardo García Cervantes, pidió a funcionarios en Chalco hacer campaña por el PRI usando los programas sociales del gobierno. Los topes de gasto de campaña se han vuelto letra muerta. Nadie, ninguna autoridad, parece tener la capacidad de poner un alto al derroche de dinero en las campañas, incluso cuando resulta evidente que se han rebasado.
¿Hasta cuando seguiremos permitiendo esto?
¿Hasta cuando seguiremos siendo cómplices de la ilegalidad?
¿Hasta cuando demandaremos a los gobiernos que se apegen a la ley?
Si tu votaste por el PRI, espero que te de vergüenza.
Saludos.