viernes, 16 de diciembre de 2016

Un poema de Luis Alberto Arellano (1976-2016)



Desde su libro Plexo:

ESCRITO EN EL POLVO

Gritar es digno.
JOAN BROSSA

Al fondo de las mesas me mira una niña que está por cumplir los veinte.
Es viernes y el lugar está lleno, de boca en boca corre el licor
y el humo congelado en el aire.
Pero al fondo de todo esto brilla una niña.
La miro sonreír y mi mujer me atrapa en el arrebato.
La niña tiene la belleza a media piel de la que será fémina en la redondez exacta de sus formas, y lo sabe.
Tiene el contorno preciso que levanta las miradas a su paso y que se sorprende, todavía, de ser la deseada.
Y me mira en el ardor de los iniciados.
Yo seré cómplice permanente de sus ojos
que serán ojos en otro rostro, y en otro que aún no nace.
Me llamarán de mil modos, en mil maneras infames pero seré la otra parte de la belleza incompleta:
el sucio espectador que descifra la voz del dios de las pequeñas cosas
como el perverso que ama la cerradura y no el cuerpo que se desnuda,
las manos y no la caricia, el rouge y nunca el beso.
Me llamará su sonrisa, así se esconda en otros dientes.

Y la serena certeza de la muerte.


Saludos.

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