viernes, 3 de diciembre de 1999
viernes, 12 de noviembre de 1999
domingo, 27 de junio de 1999
"Caricaporno japonés". Mariana Enríquez.
Desde La Jornada semanal:
Con frecuencia la industria del entretenimiento nos da gato por liebre. Si hasta hace poco sentar a los niños a ver caricaturas era un modo más bien inocuo de mantenerlos "a raya'', hoy los dibujos animados de ojos grandes y cabelleras ondulantes encierran en sus atómicos cuerpos las claves de la sexualidad -ambigua, mutante- de fin de siglo.
A través de una eficaz radiografía de la animación japonesa, Mariana Enríquez nos hace el compendio de las fantasías homoeróticas que pueblan el universo de los mangas.
¿Cuál es la fascinación por esos dibujos animados japoneses de ojos enormes que clavan a niños y adolescentes frente al televisor y que los hacen gastar fortunas en historietas? Muchos de los protagonistas son gays, hermafroditas o chicos que se convierten en chicas y, en Japón, son los sex symbols de las púberes niponas. Pero en Latinoamérica las series se emiten censuradas, sin desnudos ni escenas de sexo, y con doblajes en los que gays y mujeres se confunden. Es decir, no se entendería nada si no fuera por las revistas que venden miles de ejemplares explicando lo que no se ve en televisión.
Los dibujos animados (anime) y cómics (manga) japoneses son un fenómeno masivo desde hace años. En los 60, Kimba, el león blanco de Ozamu Tezuka se convirtió en un personaje tan popular como cualquiera de Disney, y Astroboy gozó de una popularidad similar a la de un Mickey japonés. Con los años, esos dibujos de ojos grandes, cargados de violencia y dramatismo, se convirtieron en uno de los productos de mayor consumo en Japón y un fenómeno de ventas en todo el mundo. En su país de origen, cada una de las miles de revistas sobre ellos vende aproximadamente seis millones de ejemplares, y se calcula que las lee el 40 por ciento de la población. Las hay de todos los géneros posibles: eróticas, históricas, humorísticas, deportivas, de cocina, de acción, de básquet, de animales, de autos, de rock, etcétera. En Japón, donde es más común producir series animadas que con actores, los dibujos animados que se pasan por la televisión japonesa, siempre en horario central, serían comparables a nuestras telenovelas. De toda esa producción, los chicos están obsesionados particularmente con Dragon Ball, Sailor Moon y todo el merchandising que los acompaña. Pero lejos de la aceptación casi unánime de la que gozan en Japón, las principales críticas que se le hacen al género en Occidente son cierta tendencia a las repeticiones, la carga de violencia y, más recientemente, la sorprendente carga de sexualidad ambigua que los caracteriza. Y es en esta última crítica a los dibujos animados de Japón (un país ajeno a la tradición judeocristiana y su código moral) donde el choque cultural es tan fuerte como sorprendente.
La chica perfecta es un chico
Después de una larga y desinteresada exposición a un cómic o dibujito japonés, el lector o espectador no iniciado puede caer en una comprensible confusión: es difícil distinguir a los personajes femeninos de los masculinos. En realidad, el problema no aparece con las chicas, que son escandalosamente femeninas y usan minúsculas minifaldas y cabelleras que arrastran por el piso. El problema es que el 80 por ciento de los varones de cómic japonés son andróginos, y que una gran cantidad de personajes secundarios sólo parecen poder definirse como gays, asexuados o hermafroditas. Uno de los más recientes estrenos, Ranma 1/2, es el ejemplo más evidente de estos programas para adolescentes, emitidos como si fueran para chicos, donde se ven las consecuencias de sus ambigüedades: confusiones en el doblaje, gays convertidos en chicas y cortes evidentes en los capítulos.
Ranma 1/2 es una serie adaptada del cómic original de 1988 escrito por la autora Rumiko Takahashi, hoy una de las mujeres más ricas y conocidas de Japón. Ranma Saotonome es un chico adolescente que, mientras practicaba artes marciales en China, tuvo la mala suerte de caer en una de las fosas de Jusenkyo, una región encantada. Todo el que cae en uno de sus arroyos carga con una maldición el resto de su vida: se transforma en la última persona o animal que se ahogó allí. En la fosa en la que cae Ranma murió una doncella, por eso se convierte en chica cada vez que se moja con agua fría. Pero el cambio no es permanente: vuelve a ser un varón al mojarse con agua caliente. De ahí el título de la serie, Ranma 1/2: mitad chico, mitad chica. Y de ahí que la historia de Ranma sea un compendio de sugerencias homoeróticas en clave de comedia. Cuando vuelve a Japón, Ranma es obligado por su familia a comprometerse con Akane Tendo, una chica que dice odiar a los hombres. Los enredos que conllevan el cambio de sexo y el romance entre Akane y Ranma son la base del argumento de la serie. Por supuesto, para que la transformación de Ranma quede bien clara, abundan los desnudos: escenas donde Akane se encuentra con su novio luciendo redondeados senos, Ranma cambiándose tras una ducha y amigos de Ranma comprobando al tacto que las curvas del joven Saotonome son reales. Cuando la televisión mexicana tuvo acceso a los capítulos, debe haberse dado cuenta de la potencial "peligrosidad'' de estas escenas, en caso de que algún padre conservador se pusiera a ver dibujos animados con sus hijos. Por eso los capítulos están "arreglados'' y las escenas más eróticas no se ven por televisión. Eso sí: Ranma sigue cambiando de sexo tres o cuatro veces por capítulo, aunque sin desnudos.
La chica perfecta es de otro planeta
Las series se emiten con otras confusiones que son responsabilidad directa del canal que las transmite. Una de las más notables es la que acontece en la primera temporada de Sailor Moon. Esta serie, adaptada de un cómic escrito en 1992 por Naoko Takeuchi (entonces una autora de 25 años, hoy una millonaria que se pasea en Ferrari y sufre un acoso de fans comparable al de una estrella de rock), es uno de los dibujos animados para chicas más popular del mundo: toneladas de merchandising, innumerables parodias eróticas y adaptaciones para películas en video, cine y discos compactos de banda sonora. Sailor Moon cuenta la historia de unas guerreras galácticas míticas que despiertan cada vez que el Universo está en problemas, aunque conservan todas las características adolescentes: siguen yendo a la escuela, se enamoran de jovencitos, están preocupadas por la ropa, el maquillaje y las dietas. El destino del Universo es un matriarcado: las guerreras no tienen por qué masculinizarse para ser poderosas. Pero tienen que luchar con los más siniestros villanos. Es aquí cuando el doblaje traiciona por primera vez al espectador. En la primera parte (Sailor Moon está dividida en cinco sagas), aparecen los villanos del Megaverso, un universo paralelo que amenaza con destruir a éste. Sus lugartenientes son dos guerreros: Malachai y Zoycite. Malachai es un atractivo guerrero de larga cabellera; Zoycite, su "compañera'', lucha junto a él y le oculta su apasionado amor (Malachai no le corresponde). Pero el problema es que, en la versión original, Zoycite no era una guerrera, sino un guerrero. Andrógino, muy femenino, pero hombrecito. Basta con ver el dibujo: Zoycite no tiene senos, cuando los senos de las mujeres de los dibujos animados japoneses suelen ser bastante grandes.
Guerreras mágicas es un anime adaptado del manga del grupo Clamp, un estudio de mujeres guionistas y dibujantes especializadas en manga homoerótico. Aguila, un guerrero legendario, pasó toda la serie siendo guerrera. Y antes, hace muchos años, cuando se estrenó Robotech (una serie que adaptaba tres mangas japonesas y era producida en Estados Unidos), uno de los protagonistas, Zor, pasó varios capítulos doblado con voz femenina. El error fue subsanado cuando Zor, herido, apareció semidesnudo en una cama de hospital, con evidente físico masculino. El doblaje viene "arreglado'' para las audiencias infantiles de Latinoamérica.
Anime Queer
En la última parte de Sailor Moon aparecen nuevos guerreros, los Sailor Starlights, tres chicos que tienen una banda estilo Backstreet Boys y que se "transforman'' en esculturales mujeres enfundadas en cuero, casi con un look sadomasoquista, cuando se disponen a luchar. Pero también existen mangas que tocan directamente el tema gay, como El corazón de Thomas o el nuevo y explícito Zetsuai 1989/Bronze (la historia del romance entre dos varones de 18 años, uno estrella de rock y otro crack de futbol). El clásico es La canción del viento y el árbol. Trata sobre dos chicos en un internado: uno es el prostituto del colegio (es decir, el que recibe dinero por sus favores), y el otro el que trata de rescatarlo porque lo ama. Editado en 1976, provocó un escándalo en Japón. Se consigue en video rebautizado como Sanctus. Pero, contrariamente a lo que Occidente podría pensar, los cómics homoeróticos no los dibujan hombres ni están dirigidos al público gay: son mangas y animes para chicas adolescentes.
Las chicas los prefieren andróginos
En Japón, el cómic para mujeres se llama Shojo manga. Por lo general, no falta en él una relación homoerótica, aunque con escasa dedicación al lesbianismo y particular predilección por lo gay y lo andrógino. A raíz de esta fascinación femenina por el universo homoerótico, han surgido nuevos estilos y definiciones. La más importante es el yaoi: historias de romances gay masculinos escritas por fans, combinando personajes de diferentes series. El cómic gay profesional -para diferenciarlo del yaoi aficionado- se llama june. El yaoi es casi pornográfico mientras el june es más romántico. Y después queda el shounen ai (o "amor de chicos'', en el que el sexo no es explícito). En general, los protagonistas de estas historias se llaman bishounen, que quiere decir "chico lindo'' y que es una antigua categoría estética japonesa utilizada para referirse a la fascinación por adolescentes de entre 13 y 16 años. Ochenta por ciento de los protagonistas de manga son bishounen, tanto villanos como héroes: chicos lindos, bastante andróginos, una suerte de Lolitas masculinos que enloquecen a las adolescentes japonesas.
Así, con el desembarco sistemático de bishounen que conquistan a las púberes fuera de Japón, empiezan a llegar varias interpretaciones para este fenómeno. La primera es que los personajes hombres ambiguos permiten a las chicas experimentar fantasías que les son negadas a la mujeres en la sociedad japonesa. Otra teoría sostiene que las definiciones de género son mucho más tenues en la cultura japonesa (el idioma carece de sustantivos femeninos y masculinos) ya que, por ejemplo, es frecuente que al padre también se le pueda decir "mamá'' indistintamente. Pero para Matthew Thom, antropólogo de la universidad norteamericana de Columbia y estudioso del Shojo manga, que realizó trabajos de campo con lectoras ajenas al bagaje cultural japonés, el asunto tiene que ver con que el manga femenino homoerótico provee un universo dominado por mujeres, en el que para las chicas es mucho más sencillo explorar su sexualidad.
Saludos.
viernes, 26 de marzo de 1999
Orígenes de las crisis económicas en México
Héctor Guillén Romo, un estudioso de los fenómenos económicos, políticos y sociales que se han presentado a lo largo del siglo XX en México, nos presenta en su libro titulado Orígenes de la crisis en México (1984), las claves necesarias para poder comprender por qué, en 1982, se dio una fuerte caída en la cotización del peso frente al dólar, seguida por la fuga de capitales nacionales y extranjeros, la dolarización del país, la incertidumbre económica, y como último remedio a tal crisis, la nacionalización de la Banca.
En la primera parte de su libro, Guillém Romo nos presenta una detallada descripción de los contrastes entre dos grandes corrientes económicas: el keynesismo (que reconoce la división de clases sociales, protege al asalariado a través de la figura del sindicato, y recomienda al Estado como controlador de precios, salarios y cotizaciones), y el monetarismo (que no reconoce un sistema de clases, busca la libertad de precios a través de la ley de la oferta y la demanda, y recomienda la libertad de mercado, es decir, la abolición de medidas arancelarias), las cuales convivieron en el escenario económico mexicano en la década de los setenta, época que antecedió a la crisis.
En el segundo apartado, Guillén Romo aborda el proceso que llevó a México, de ser una de las economías más fuertes y progresistas de América Latina, a ser una economía vulnerable, benefactora y paternalista que dependía en exceso de dos fuentes de financiamiento: la exportación de petróleo y el endeudamiento externo, negándose a implementar una política fiscal sana que le costaría un rechazo social.
En el apartado de conclusiones, denominado "Epílogo", el estudioso plantea un resumen de las principales características de la crisis de 1982 y las acciones emprendidas por diversos organismos para ayudar a la recuperación de la economía mexicana, en las que se distingue la gran influencia que ejerce la economía de los Estados Unidos de América en la nuestra.
Dentro de las aportaciones del libro Orígenes de la crisis en México, el autor identifica el principal origen de la crisis de la economía mexicana: la gestión desordenada de las finanzas públicas, que se presenta en cada una de las etapas de la economía mexicana, de las que hablaremos a continuación.
I. PRIMERA ETAPA (1940 - 1955)
La primera etapa va de 1940 a 1955, y se distingue por la negativa del gobierno mexicano para utilizar los impuestos para obtener recursos financieros, por lo que decide recurrir a la emisión de papel - moneda; lo que, además de incrementar la inflación, acarrea un déficit en las reservas del Banco Central, lo que ocasiona a su vez incertidumbre y devaluación de la moneda.
El peso sufrió dos devaluaciones: en 1948, la paridad peso - dólar pasó de 5.74 a 8.01 pesos por dólar; en 1954, de 8.65 a 12. 50 pesos, cotización que permaneció controlado hasta 1976.
Para incentivar la economía, el gobierno comenzó a recurrir a los préstamos extranjeros que se incrementarían en la etapa siguiente.
II. SEGUNDA ETAPA (1954 - 1970)
A este periodo se le conoce como la puesta en marcha del desarrollo estabilizador, una política económica que para evitar más devaluaciones, controló el mercado cambiario, estableciendo la paridad a 12. 50 pesos por dólar.
En esta etapa, se da la aparición del estado benefactor que otorga subsidios y exenciones de pagos, creyendo con ello, poder reactivar la economía.
También se comienza a sentir la influencia de la CEPAL (Comisión Económica Para el desarrollo de América Latina), un organismo económico apoyado por Estados Unidos de América que buscaba alentar la industrialización y la creación de mercados en América Latina.
Según Guillén Romo, el año de 1968 es trascendental en el escenario económico - político mexicano, ya que tras la matanza del 2 de octubre, el sistema económico se pone en duda por las carencias sociales que presenta el país.
III. TERCERA ETAPA (1970)
En 1970, el monetarismo, una nueva corriente económica promovida por la CEPAL comienza a manifestarse al interior de la economía de México. Dicha corriente plantea la libertad económica en todos los sentidos, por lo que puede considerarse el antecedente del liberalismo económico que experimentará el país hasta nuestros días.
IV. CUARTA ETAPA (1971 - 1976)
A partir de 1971, el panorama económico cambia porque el país comienza a volverse cada vez más dependiente de los empréstitos extranjeros, lo que acarrea que la deuda pase de 4,545 millones de dólares, en 1971; a 19,600 millones, en 1976.
México no logra poner en marcha su mercado interno, por lo que para incentivar la industria sigue otorgando privilegios y exenciones, lo que hace que la inflación siga disparada, y que, en 1976, se dé una devaluación de la moneda nacional más, cotizándose esta vez en 24 pesos por dólar.
La situación económica se agrava al registrarse una caída en los precios internacionales del petróleo en 1973, ocasionada por la negativa de comprar petróleo a los países integrantes de la OPEP, habiendo con ello un exceso en la demanda. También suben las tazas de interés de Estados Unidos de América, y con ello, aumenta la cantidad de la deuda contraída con ese país.
Ante tal situación, México se ve obligado a pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional, previa firma de una carta de intenciones, que llevan al gobierno a olvidar sus medidas proteccionistas y paternalistas, y a asumir una política de austeridad.
V. QUINTA ETAPA (1979 -1982)
El punto más álgido de la crisis se toca en 1979, año en que se da una segunda caída en los precios internacionales del petróleo, debido al comienzo de la recesión económica estadounidense, tras su participación en la guerra de Vietnam.
Las condiciones de la economía global llevan a México a experimentar otra devaluación en 1982, lo que ocasiona que los inversionistas desconfíen de la moneda mexicana, y saquen del país 45,000 millones de dólares; los mismos que invierten en el extranjero.
Con todas las condiciones para que la economía mexicana deje de cumplir sus funciones, el gobierno mexicano logra echar a andar una serie de medidas que logran detener la salida del capital de México: la nacionalización de la Banca, la instauración de un rígido control de cambios y la prohibición de abrir cuentas en dólares en bancos mexicanos.
Para 1984, México está saliendo de una de las crisis económicas más fuertes de su historia. Los años que siguen se caracterizarán por la austeridad en los gastos del gobierno, recortes presupuestales en diversas áreas, y un creciente desempleo.
COMENTARIO PERSONAL
A nuestra generación se le ha nombrado "Hijos de la crisis" porque nacimos en la época de los setenta y ochenta. Sin embargo, la crisis económica de 1994, nos recuerda que pese a las medidas que tome el gobierno para proteger o "blindar" la economía, las fuerzas productivas del mercado pueden hacer que en cualquier momento se repita alguno de los errores que Guillén Romo plasma en su libro.
La mejor política económica, desde mi punto de vista, sería aquella que tomara en consideración las condiciones sociales del trabajador, los requerimientos de la clase a la que pertenece y el reparto mesurado de la riqueza a través de mecanismos que impulsen la productividad, la educación o el desarrollo del arte.
En la época actual vivimos en la época de la globalización de mercados, por lo que cualquier descalabro financiero en alguna parte del mundo repercute en los demás países, afectando sus economías. El mundo está unido económicamente pero aún tiene diferencias en otros aspectos como en política, religión o raza. Hasta que no se llegue a una verdadera igualdad entre naciones, no podremos hablar de una política estable que mejore realmente las condiciones de vida del humano y que retribuya al trabajador un poco de su esfuerzo en la fábrica.
Saludos.
viernes, 5 de marzo de 1999
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