miércoles, 15 de octubre de 2025

EL DÍA QUE CUMPLÍ 45



Recibí el día haciendo diapositivas para el Doctorado.
Bajé a la cocina y me preparé ramen instantáneo.
Me metí en la cama y dormí escuchando Dr. House.
Me desperté, ya de mañana, pausando dos veces mi alarma.
Me levanté, me rasuré, tomé una ducha.
Me puse ropa limpia escuchando a las Huntrix.
Me puse zapatos. Elegí mi camisa roja.
Salí de casa. Me fui al trabajo en moto.
En la prepa, no di clase: revisé tarjetas con letras griegas,
escuché propuestas y soluciones,
revisé este poema en los inters, le hice algunas correcciones.
Una alumna confirmó que era el día de mi cumpleaños,
y yo le pregunté que cómo se había enterado.
"Viene en la lista, profesor", me dijo alegre.
(Hasta la fecha no entiendo qué lista fue.)
Escuché NewJeans a la hora de la comida,
por los audífonos, mientras leía sobre Semiótica y Lotman.
Y en nuestro último grupo, leímos a Octavio Paz:
esa muerte mexicana que, pese a los años, no cambia.
Luego, regresé a mi casa en moto.
Y me tumbé en la cama mirando reels de Youtube.
(Un día cotidiano más, al fin de cuentas.)
Pero lo que el lector no sabe es
que yo nací hasta las 6:00pm.
Por eso, cuando desperté de mi siesta vespertina,
tenía ya, en el celular, media docena de felicitaciones:
mi hermano, mi hija, mis amigos,
mensajes de Facebook y de WhatsApp.
Y me enteré que mi madre me había horneado un pan casero
para cantarme "Las mañanitas".
Pero el día de mi cumpleaños había terminado ya: eran las 12:50am.
Escuché las notas de voz que me había mandado mi hija:
"No sabía que te llamabas 'Emmanuel'",
me dijo, después de felicitarme,
y yo me sentí un hombre dichoso:
pese al escarnio, había gente que me amaba.
Llegando a la 1:00am, me levanté, oficialmente, con más edad que antes.
Bajé a cenar: tomé jugo de manzana y comí pizza.
Miré el noticiero en Youtube mientras pensaba si debía tomar café.
Regresé al cuarto. Encendí la computadora.
"El cielo es el límite ✨", escribí en mi foto de perfil.
Y me regalé este poema.


Saludos.