domingo, 10 de agosto de 2014

Roberto Bolaño sobre "el intelectual mexicano"


http://www.facebook.com/MemeLiterario/photos/a.252629268199698.60302.252598331536125/440553966073893/

Desde "La parte de los críticos", primer libro de su novela 2666 (2004):
La relación con el poder de los intelectuales mexicanos viene de lejos. No digo que todos sean así. Hay excepciones notables. Tampoco digo que los que se entregan lo hagan de mala fe. Ni siquiera que esa entrega sea una entrega en toda regla. Digamos que solo es un empleo. Pero es un empleo con el Estado. En Europa los intelectuales trabajan en editoriales o en la prensa o los mantienen sus mujeres o sus padres tienen buena posición y les dan una mensualidad o son obreros y delincuentes y viven honestamente de sus trabajos. En México, y puede que el ejemplo sea extensible a toda Latinoamérica, salvo Argentina, los intelectuales trabajan para el Estado. Esto era así con el PRI y sigue siendo así con el PAN. El intelectual, por su parte, puede ser un fervoroso defensor del Estado o un crítico del Estado. Al Estado no le importa. El Estado lo alimenta y lo observa en silencio. Con su enorme cohorte de escritores más bien inútiles, el Estado hace algo. ¿Qué? Exorcisa demonios, cambia o al menos intenta influir en el tiempo mexicano. Añade capas de cal a un hoyo que nadie sabe si existe o no existe. Por supuesto, esto no es siempre así. Un intelectual puede trabajar en la universidad o, mejor, irse a trabajar a una universidad norteamericana, cuyos departamentos de literatura son tan malos como los de las universidades mexicanas, pero esto no lo pone a salvo de recibir una llamada telefónica a altas horas de la noche y que alguien que habla en nombre del Estado le ofrezca un trabajo mejor, un empleo mejor remunerado, algo que el intelectual cree que se merece, y los intelectuales siempre creen que se merecen algo más. Esta mecánica, de alguna manera, desoreja a los escritores mexicanos. Los vuelve locos. Algunos por ejemplo, se ponen a traducir poesía japonesa sin saber japonés y otros, ya de plano, se dedican a la bebida.

De ese tema, ya he escrito, yo también, en La Colmena.


Saludos.

2 comentarios:

  1. Paz señala que su traducción es del inglés, no del japonés; además de ser valiosa por ser la primera vez que el libro estuvo a disposición del público hispanohablante

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  2. Eso no es lo que dice el propio Eikichi Hayashiya, quien ayudó a Paz a "traducir" algunos poemas del japonés al español, y quien por cierto, en el siguiente artículo, explica que NO estuvo de acuerdo con las interpretaciones del poeta mexica:

    http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/1905/pdfs/84-88.pdf

    Espero que lo disfrutes.


    Saludos.

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